El cuento de la lechera en versión hispana

Este pasado fin de semana concluí mi participación en uno de los másteres en los que me invitan a participar y lo quise hacer, dado que la temática general del mismo versaba sobre la importancia de la inteligencia emocional en el quehacer cotidiano de los altos directivos, contándoles una breve historia, que puede resultar finalmente una  anti – fábula (entendiendo por fábula una historia, breve y concisa, que refleja una lección moral).

Esta historia lleva, lamentablemente, presente muchos años en nuestra ganadería, en este caso en la del vacuno de leche y, por esta razón, la referí como el título de la presente nota; “EL CUENTO DE LA LECHERA EN VERSIÓN HISPANA”.

Resulta ser que nuestro Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación publicó, después de muchos, pero muchos, meses de espera,  un realmente excelente estudio de 56 páginas sobre los costes de la cadena de la leche en nuestro país.

En el mismo queda reflejado, oficialmente y en negro sobre blanco, lo que desde hace años sabemos: que los primeros compradores pagan, en general, por la leche de las vacas de los ganaderos un precio claramente inferior al de su coste de producción.

Pero no quería escribir hoy sobre esta cuestión, que ya traté hace unas fechas. En el presente artículo deseo hacer hincapié en la reacción que el mencionado estudio ha generado, por una parte, en la industria (a través de su portavocia, la Federación Nacional de Industrias Lácteas, FENIL) y, por otra en la distribución (léase, fundamentalmente, la gran distribución, liderada por MERCADONA).

Pues ahora resulta ser que la industria también tiene graves problemas para poder rentabilizar la leche líquida que vende a la distribución (hecho que a mí, personalmente, no me sorprende) y debe ser, al menos en parte verdad, porque de acuerdo con el mencionado estudio (cuya objetividad y profesionalidad a lo largo de sus 56 páginas está, para mí, fuera de toda duda), su  margen medio aquí es de cero (0) euros, partiendo de unos precios de cesión que oscilan entre los 0,50 y los 0,60 euros/litro de leche.

Y tal vez, lo más interesante de esta anti – fabula, de acuerdo con los datos publicados por el Panel de Consumo Alimentario del MAPA y referidos al año 2020, es que un 41 por 100 de la leche líquida vendida en España, está en el rango de precios comprendido entre los 0,55 euros/litro y los 0,60 euros/litro; un 39 por 100 se sitúa entre 0,60 euros/litros y 0,70 euros/litro y sólo un 27 por 100 está entre los 0,70 euros/litro y los 0,80 euros/litros.

Con estos datos en la mano es fácil colegir que la distribución, en base a grandes cifras, con al menos el 80 por 100 de la leche líquida, que coloca a la venta en sus anaqueles, tampoco gana dinero sino todo contrario (haciendo buena la leyenda de que para la distribución la leche líquida es considerada, hablando en términos generales, un simple commodity, siendo su finalidad principal servir de “gancho” buscando no perder mercado; triste, muy triste, pero cierto ¿dónde están aquí los principios éticos que deben presidir el mercadeo?).

Obviamente, con los datos oficiales en la mano y hablando en términos generales, ni la industria, ni la distribución cumplen la tan publicitada y ensalzada ¿? Ley de la Cadena Alimentaria. En realidad, en el ámbito de la leche líquida, en España, ni la han cumplido nunca.

La conclusión de este cuento de la lechera en versión hispana (que insisto, creo, se puede definir perfectamente como una anti – fabula, que acaba arruinando a los ganaderos y dónde la inteligencia emocional de los implicados, a nivel industria y a nivel distribución, brilla por su ausencia) es que constituye un claro ejemplo de mercadeo, que nunca debería ser permitido por el Ejecutivo; y mucho menos, por uno al que definió don Pablo Iglesias como “social – comunista” (11 de enero de este año 2021).

Y a todo esto, el pasado domingo por la mañana, pagué, por un café con leche, corto de café, 1,20 euros y por la gasolina 1,59 euros/litro. Para que luego digan que somos los consumidores los principales culpables de la vergüenza nacional que constituye la Cadena Alimentaria de la Leche ¡serán guacarnacos!

Carlos Buxadé Carbó.

Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid

 

 

 

 

 

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