La «nueva normalidad» y nuestra ganadería en los próximos meses

Ciertamente, si he de ser sincero debo confesar que me sumerjo, desde hace un par de semanas, en un estado caracterizado por el desasosiego, la inquietud e incluso por un cierto temor, cuando analizo la situación global en España y medito acerca de las perspectivas, durante los próximos meses, de nuestra ganadería, considerada en términos generales. 

Una ganadería que está inmersa, a nivel nacional, en la que se ha dado por llamar la “nueva normalidad” que, en el momento de escribir estas líneas, registra más de un centenar de focos activos vinculados a la COVID – 19. 

Una realidad que, de momento y de acuerdo con las informaciones oficiales disponibles, afectan ya a 15 Comunidades Autónomas obligando, por ejemplo, a que, en Cataluña, la Generalitat se haya visto obligada a ordenar el confinamiento domiciliario en Lérida y en otros 7 municipios a causa de los rebotes (en la práctica, tomemos buena nota, esta medida significa retornar en ellos a los momentos más férreos del confinamiento prohibiéndose la entrada y la salida de estos municipios, excepto con causa justificada o servicios esenciales). Bien es cierto que este confinamiento, técnicamente justificado, está recurrido por la justicia (por la juez de instrucción nº 1 de Lleida); todo ello genera, según el propio alcalde Lleida, don Miquel Pueyo, más confusión a la compleja situación existente. 

En mi opinión, situaciones de esta naturaleza, que se van a ir extendiendo por otras zonas del país en razón de la por mi incomprensible falta de una adecuada concienciación acerca de la gravedad de la situación y de unos comportamientos cívicos totalmente inadecuados a las circunstancias, por parte de un importante porcentaje de nuestros conciudadanos, van a tener unas importantes repercusiones a corto – medio plazo.

Ellas, sí o sí, van a reducir aún más la venida de turistas foráneos, van a afectar también al turismo interior y, paralelamente, van a agravar a la ya de por sí muy compleja situación de nuestra economía, repercutiendo finalmente, directa y negativamente, en la demanda de una serie de productos pecuarios (y, por lo tanto en los precios a percibir por nuestros ganaderos, cuyo comportamiento profesional, al igual que el de todos ellos en los Estados de la Unión Europea, ha sido y es, realmente ejemplar).

Paralelamente, tengo muy presente que ya está aquí la próxima Cumbre Europea que va a reunir a los Jefes de Estado y de Gobierno de todos los Estados de la Unión Europea con los objetivos prioritarios de aprobar, por una parte, el marco presupuestario de la PAC 2021 – 2027 (un tema, sin duda, clave para España, porque de él depende finalmente la dimensión de las ayudas destinadas a nuestros agricultores y a nuestros ganaderos)  y, por otra, poner en pie el Fondo de Recuperación que podría estar dotado con una cantidad que, tal vez, se sitúe entre los 700.000 y los 800.000 millones de euros (este fondo va a ser clave para apoyar a la recuperación económica aunque, sobre todo, para garantizar la soberanía sanitaria de la Unión).

Es decir, se avecinan para nuestros ganaderos (obviamente, también para nuestros agricultores y, para ser realistas, para muchos de nosotros) unos meses realmente difíciles y complicados (económica y socialmente), que empezarán realmente a “dar la cara” a finales de agosto, principios de septiembre (que será cuando se desvanezca la actual “euforia vacacional”). 

No olvidemos que, un dato más, todo parece indicar que mañana el Pleno Congreso  de los Diputados validará la prórroga de los ERTE y la prestación de autónomos, votando positivamente el decreto ley aprobado por el Gobierno el pasado 26 de junio. Ello significará la prórroga, de momento hasta el 30 de septiembre, de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) vinculados a la Covid-19 y la prestación extraordinaria para autónomos cuya actividad se haya visto negativamente afectada por la crisis. 

En definitiva y aquí es a dónde quería llegar hoy en mi nota destinada al Boletín digital de esta semana de ÁGORA TOP GAN,  como ya avancé hace unos meses, los efectos reales de la entrada en nuestras vidas del SARS – CoV – 2 van a tener una dimensión muy superior, también para nuestra ganadería, a la que inicialmente se había supuesto..

Y es que los virus, cómo muy bien lo saben nuestros virólogos y nuestros veterinarios, no entienden de política, ni de intereses políticos y, por lo tanto, no se pliegan a ellos.

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid
Universidad Alfonso X el Sabio

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