El sector pecuario y la innovación abierta

En la docencia impartida el sábado pasado al colectivo de empresarios y de directores, que me permito “marear” regularmente, abordé el tema de la innovación abierta y le proyecté, en razón de su evidencia y necesidad, a nuestro sector; es decir, al sector ganadero.

Antes de continuar he de matizar que, en la actualidad, la mencionada innovación abierta se está desarrollando, fundamentalmente en el Primer Mundo, pero, a medio plazo, el empresariado de otras regiones, léase, por ejemplo, Latinoamérica, por las razones que voy a exponer a continuación, deberían apostar, sí o sí, por ella.

Es verdad, negarlo sería improcedente, que nuestro sistema agroalimentario se enfrenta actualmente y con una visión a corto – medio plazo, a grandes retos. Mencionemos, para empezar, el crecimiento totalmente descontrolado de la población mundial.

Ello obligará, si no se pone un freno racional a este crecimiento, a afrontarse cambios drásticos en la producción de alimentos. Con las técnicas hoy aplicadas y/o disponibles, el impacto futuro de la ganadería (también de la agricultura, por supuesto) sobre el capital geográfico, el agua y el medio ambiente (paralelamente muy perjudicado por el crecimiento poblacional y por  nuestros hábitos de vida), no será, nos guste o no, asumible.

Y todo ello acompañado por una demanda cada vez mucho más emocional, menos reflexiva y más preocupada del “cómo” se producen los alimentos y del “cómo” pueden incidir éstos en su salud.

En mi opinión, la COVID – 19, el aislamiento subsiguiente y las nuevas formas de relación han cambiado los entornos (léase, por ejemplo, los nuevos entornos VUCA o BANI) y, en cierta medida, han modificado al quehacer cotidiano de la propia sociedad

Cierto es que aquí la tecnología ayudará positivamente, cambiando de forma significativa a las cadenas agroalimentarias clásicas. Así, por ejemplo, tomarán un mucho mayor protagonismo la robótica, la biotecnología, la inteligencia artificial, la bioimpresión, el big data etc. etc. que llegarán mayoritariamente de la mano de startups orientadas, sin complejos, a la “revolución alimentaria” (FoodTech).

Estas startups generarán, no me cabe duda, una importante disrupción de la mencionada cadena agroalimentaria clásica con la finalidad de hacerla más eficiente, más eficaz y más sostenible, afectando a todos los eslabones de la misma incluyendo, naturalmente, al eslabón primario; es decir, al productivo.

Algunas de estas startups se están convirtiendo, poco a poco, en un motor fundamental del mencionado cambio. El mismo está incidiendo de forma significativa en la modificación de la “filosofía empresarial en empresas clásicas de nuestro sector; se trata de las que ven, en las innovaciones, aportadas o en fase de aportación, por aquéllas, unas nuevas oportunidades de negocio, obligándose, esto sí, a salir de su zona o área de comodidad.

Para ello es preceptivo (como lo está poniendo en evidencia en España, por ejemplo, Vall Companys Group con su alianza estratégica con Zyrkular Foods) establecer programas de innovación abierta que permitan identificar correctamente los focos de innovación  de aquellas startups con las que se considere realmente interesante colaborar, buscando efectos de  complementariedad, de sinergia y/o de nuevos caminos de actuación, con la finalidad de lograr beneficios para ambas partes.

A nivel mundial me parece adecuado recordar aquí, especialmente para los que pongan en duda mis afirmaciones, el caso de Tyson Foods, una de las grandes industrias cárnicas de los Estados Unidos de Norteamérica. Tyson Foods se ha convertido en un aliado estratégico clave para la startup Impossible Foods (en esta misma línea podría nombrar también a empresarios como los señores Bill Gates o Richard Branson).

Con la implementación de programas de innovación abierta las “empresas clásicas”, en este caso en el ámbito de nuestro sector pecuario,  abordarán nuevos modelos de negocio que, a través de un aumento de su eficiencia y de su eficacia, podrán ayudar de forma significativa a garantizar su futuro.

Obviamente, a nivel empresarial, con una visión a corto plazo, no son cambios sencillos y en su viabilidad juegan, en cada caso, un gran papel la misión y la filosofía de la empresa implicada, su estructura, su propia realidad empresarial, etc. etc.

Pero, en los tiempos que corren y ante los cambios que se avecina en el sector agroalimentario, es fundamental, insisto, apostar decididamente por la innovación abierta. Esto sí, analizando, en cada caso, en profundidad las opciones disponibles, para elegir adecuadamente el camino a seguir, calculando bien los riesgos. El objetivo final debe estar claro: construir un futuro empresarial sólido, en estos entornos tan complejos como cambiantes, en los que estamos cada vez más inmersos.

Tampoco me cabe duda de que estamos entrado en un mundo empresarial dónde las colaboraciones transversales multidisciplinares tomarán carta de naturaleza.

Carlos Buxadé Carbó.

Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.

 

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