La problemática de la miel y los posibles fraudes

Unión de Uniones ha solicitado al Ministerio medidas para atajar el fraude que se comete en el sector apícola, tanto para la miel china como para la española en el caso de las colmenas destinadas al autoconsumo pero que acaban vendiendo su miel sin ningún control.

Por una parte, se genera un “fraude por arriba”, que consiste en comercializar miel de importación, principalmente de China, como procedente de la Unión Europea y española.

La miel procedente de China, cuyo precio de importación en el año 2018 fue de 1,3 €/kg (Fuente: Datacomex), es mucho más competitiva que la española. Según el Plan Nacional Apícola 2020-2022 los costes de producción en España se sitúan en los 2,73 €/kg. Por lo que se mezcla para abaratar el coste de producto y obtener el precio que se recibe como si fuera producto nacional. Además, parte de esta “miel”, puede haber sido mezclada con azúcares extraídos de la remolacha, maíz, arroz, etc. etc.

Esto supone además de una competencia desleal e incumplimiento de la legislación, un fraude al consumidor. Por ello, Unión de Uniones reclama al Ministerio que actualice los controles analíticos, ya que los que se utilizan hasta la fecha se aprobaron en el año 1986. El análisis polínico permite determinar si la miel está mezclada con mieles procedentes de países terceros o si ha sido ultra – filtrada (en este caso sólo se puede comercializar como miel industrial). Por otro lado, la identificación de mieles a las que se les ha añadido azúcares no procedentes del néctar resulta deficiente con los métodos analíticos actuales, según indica el informe del Joint Research Center (dependiente de la Comisión Europea), sobre métodos de detección de mezclas en la miel.

En el mismo estudio, se propone, como método con capacidad de detección de estas mezclas, el método EA/LC-IRMS para detección de adulteración con jarabe, que también se puede detectar a través de Resonancia Magnética Nuclear.

Por otra parte, se da el “fraude por abajo”, cometido por una parte de apicultores, que tienen sus colmenas para autoconsumo, y a pesar de ello, venden sus productos al consumidor. Estos apicultores no cumplen con legislación de etiquetado, además de no tener controles sanitarios, o tributar por sus ingresos ni a Seguridad Social ni a Hacienda. Al ser un producto local, compiten de forma desleal con los apicultores profesionales con pequeñas envasadoras, dificultando el desarrollo económico en zonas rurales.

Respecto al etiquetado, se valora como herramienta de información al consumidor; sin embargo, el principal problema para el productor la falta de promoción de la miel local y el fraude.

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