Una vuelta a los aranceles

España es, sin ninguna duda, una potencia agroalimentaria, en gran medida gracias a su capacidad exportadora.

En un momento en el que desde la nueva administración Trump se ha iniciado una guerra comercial sin precedentes en lo que va de siglo -contra todos, países antes considerados socios y aliados, y contra nuevas economías emergentes-.

La presidenta de la Comisión Europea ha impulsado una respuesta muy contundente, pero también medida, en los productos a gravar y- que supondrá unos 26.000 euros de recaudación anual en los productos importados desde Estados Unidos en la Unión Europea (UE).

Entre los productos a gravar figuran algunas categorías agroalimentarias, entre las que destacan los lácteos, la carne de vacuno y de ave, los frutos secos, el azúcar o los huevos.

La decisión comunitaria es, desde mi punto de vista, muy acertada -y muy necesaria en la coyuntura, no sólo comercial sino geopolítica, en la que la UE debe mostrar su fortaleza-, en respuesta a las decisiones y amenazas de Trump, aunque pueda conllevar incrementos de precios para los consumidores en algunos productos. En el caso de España, la afección sería sobre todo para los frutos secos, cuyo valor anual de lo importado desde Estados Unidos, asciende a unos 500 millones de euros.

En todo caso, conviene situar los posibles efectos en contexto. Así, el valor de las importaciones de productos agroalimentarios estadounidenses en nuestro país alcanzo los 2.006 millones de euros en 2024, una cifra pequeña en términos relativos, apenas un 3,6% de todas nuestras importaciones de productos agroalimentarios.

En lo que respecta a las exportaciones, el año 2024 cerró con cifras récord para el comercio agroalimentario español, tanto en las ventas al exterior, que alcanzaron un valor de 75.090 millones de euros -un incremento del 5,8% respecto a 2023-, como en la balanza comercial positiva, que fue de 19.232 millones de euros -un 21% más que en 2023-, lo que demuestra la competitividad y fortaleza de nuestro sector.

También aquí conviene analizar las cifras en términos relativos. Estados Unidos supuso un 4,6% del total de las ventas españolas al exterior. Es un porcentaje, también en este caso, relativamente pequeño, a mucha distancia de Francia -nuestro principal destino-, a la que vendemos más del triple que a Estados Unidos, Alemania, Italia, Portugal, o incluso, Reino Unido -nuestro primer destino extracomunitario- al que exportamos productos agroalimentarios por valor de unos 5.000 millones de euros (un 43% más que a Estados Unidos).

Estados Unidos es nuestro sexto mercado de destino en las exportaciones agroalimentarias en valor, aunque su peso relativo sea, como hemos visto, relativamente pequeño. En las cifras de 2024 destaca un dato: el gran incremento del valor de nuestras exportaciones a ese mercado, un 23% respecto a las de 2023, mientras que, en volumen, el incremento fue sólo de un 8%. Estas diferencias se deben, principalmente, al aumento del precio unitario (euros/litro) del aceite de oliva, uno de nuestros primeros productos en la exportación al mercado estadounidense, con más de 1.000 millones de euros en valor, por delante del vino, unos 335 millones de euros, y las aceitunas de mesa, con un valor de 200 millones de euros.

El anuncio de Trump de gravar los productos agroalimentarios europeos con un 25% de arancel a partir de abril, afectaría, pues, al 4,6% de todas nuestras exportaciones, y, particularmente al aceite de oliva, al vino y a las aceitunas de mesa, mencionados.

A pesar de que nuestro sector agroalimentario es muy competitivo, y de que Estados Unidos es un mercado relativamente pequeño -pero con grandes expectativas de crecimiento en el futuro cercano-, estas decisiones, no le benefician, como tampoco benefician a los consumidores de ambos lados del Atlántico. Y menos aún, en el contexto de gran incertidumbre en la geopolítica global.

En momentos así, conviene seguir trabajando por el desarrollo urgente del acuerdo comercial de la UE con Mercosur y por estrechar lazos comerciales con otras economías emergentes, que sitúen en un extremo del tablero -y no en el centro- las políticas arancelarias, las trabas y las guerras comerciales que abandera Estados Unidos, aumentando el peso y la fortaleza del proyecto europeo en el contexto internacional.

 

 

 

 

Francisco Martínez Arroyo
Ingeniero Agrónomo del Estado
Vocal Asesor del MAPA

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