Presente y futuro del consumo de carne y de productos cárnicos naturales en España
Estas breves líneas sólo pretendo que sean un pequeño anticipo de lo que tengo previsto exponer en una charla que voy a dictar, moderado por don Josep Solé Rocaspana (directivo de Vall Companys, presidente del Comité de Carnes de AECOC y presidente de AVIANZA), el próximo 11 de febrero, en el 25º Congreso AECOC de productos cárnicos y elaborados.
Y en este marco (en el de las coordenadas que se va a desarrollar esta breve nota) me parece justo empezar citando la importante jornada que organizó “Somos Ganadería” con el título “Desmontando mitos sobre la ganadería: la ciencia al servicio de la verdad”.
En ella, un conjunto de profesionales de primer nivel abordó el análisis de los mitos y los malentendidos que están presentes en el sector ganadero y la importancia que, en este contexto, tiene la información que llega al consumidor.
Estoy muy de acuerdo en todo lo que se trató en la mencionada jornada y tengo claro que el pasado, el presente y el futuro de todo sector de actividad económica (en este caso el cárnico) lo define y condiciona, en términos generales, el modelo económico en el que está inmerso.
Este modelo desemboca en un mercado, constituido por una serie de nichos que, a su vez, están inmersos en unas realidades sociales (en el sentido amplio del término), que son dinámicas y cambiantes, definiendo (en función de los tiempos y de las circunstancias), a la demanda.
Es verdad, por otra parte, que las mencionadas realidades sociales dependen de las coordenadas económicas, sociales y de los propios nichos que rigen en los tiempos considerados, dado que en ellos influyen las decisiones políticas; mejor dicho, las decisiones geo – socio -políticas (por ejemplo, el principio de acuerdo, a falta de ser adecuadamente ratificado, con el MERCOSUR).
En definitiva, y aquí es donde quería llegar, la realidad económica del tercer margen bruto global de un sector con base empresarial (que es el que establece su viabilidad) no lo marca realmente la bondad de su nivel productivo, de su productividad, sino la realidad técnica y económica de los nichos de mercado a los que es capaz, empresarialmente, de acceder.
Esta demanda, en el caso que aquí nos ocupa, el de la carne y de los productos cárnicos naturales (es decir que tienen su origen en los animales de renta que conforman la base animal de nuestras granjas), suele venir expresada, en España y en otras muchas regiones, en equivalentes kilogramo canal, distinguiéndose el consumo en el hogar y el consumo fuera del hogar y refiriendo éstos al consumo per cápita en un periodo de tiempo determinado (por ejemplo, un año natural, año de 365 días. con el inicio el 1 de enero).
En el caso que aquí nos ocupa y de acuerdo con los datos disponibles y las estimaciones realizadas, en el periodo que comprende los últimos 30 años, el consumo per cápita total de carne y productos cárnicos naturales, en nuestro país, en España, ha descendido de forma gradual desde unos 90 kilogramos per cápita equivalentes kilos canal a unos 65 Kilos per cápita. Por su parte, el consumo en el hogar ha pasado de ser algo más de 62 kilos pe cápita a los 45 Kgs per cápita del pasado año 2024.
Si hacemos una proyección matemática al año 2035 los consumos resultantes son, por una parte, un consumo total de unos 50 Kgs equivalentes kilos canal per cápita y un consumo en el hogar de unos 32 Kgs per cápita.
Debo hacer mención acerca de que estas cifras aún están notablemente alejadas de los 21 Kilos de consumo total anual per cápita de carne y productos cárnicos naturales recomendado por la OMS.
Las principales razones en que se fundamenta esta evolución de los consumos, fundamentalmente en España, aunque haré algunas referencias a la Unión Europea, es lo que pretendo exponer, en mi intervención, en el mencionado próximo congreso de carnes de AECOC.
Espero poder tener el placer de saludar a muchos de ustedes en Lleida.
Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Pro
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