Reflexiones acerca del sector porcino español, con mención especial a Cataluña, en este enero del año 2025

Por todos en España es bien sabido (y también fuera de nuestro país) que Cataluña es el líder nacional en lo que a la producción porcina se refiere.

El sector porcino catalán viene a producir anualmente cerca de 2 millones de toneladas. Ello viene a suponer del orden del 40 por 100 de la producción nacional. Además, esta Comunidad Autónoma viene a exportar prácticamente el 50 por 100 de las exportaciones nacionales del sector porcino.

En este aspecto, no debemos olvidar que el sector porcino español ocupa una posición de liderazgo, tanto a nivel europeo como mundial.  Es el Estado con el mayor censo porcino de la Unión Europea (U.E. – 27); es el primer productor neto de la misma y es el tercero a nivel mundial (detrás, lógicamente de China y de los Estados Unidos de Norteamérica).

Lo que sí es cierto también es que, para el primer eslabón de la cadena alimentaria del sector porcino español, el año 2024 ha sido un año con unos beneficios históricos (en parte, naturalmente por el descenso en el precio de los cereales). En este sentido, pienso, se puede hablar de una media en los precios de venta del orden de 1,71 – 1,73 euros /kg. y unos costes medios del orden de 1,40 – 1,42 euros/kg.

Pero, en este contexto, no debe olvidarse la positiva aportación a estos beneficios de la reducción de la oferta, en el pasado año 2024, en razón de la incidencia que tuvo la Peste Porcina Africana (PPA) en algunos Estados de la U.E. y la mortalidad de hasta un 15 por 100 en aquellas granjas que se vieron afectadas por importantes problemas sanitarios, fundamentalmente por el síndrome reproductivo y respiratorio porcino (PRRS).

Además, en este pasado año 2024, la industria cárnica sí pudo trasladar, al menos en gran medida y al contrario de lo que sucedió en el año 2023, los altos precios al mercado.

Y todo ello tuvo, como siempre sucede, su parte muy positiva, pero también su parte negativa (afectando, fundamentalmente, a la evolución del consumo y todo lo que ello conlleva a corto – medio plazo).

Pero, a pesar de esta bonanza generalizada referida, en Cataluña, en este año pasado, cesaron en su actividad del orden de unas 50 granjas y, en mi opinión, se puede aplicar aquí, a la realidad española global, aquel viejo refrán que dice “cuando veas las barbas de tu vecino afeitar, pon las tuyas a remojar”.

En parte, esta realidad referida aquí a Cataluña es atribuible al problema del relevo generacional del que hablaba la semana pasada en el boletín de ÁGORA TOP GAN, pero también a  la creciente dificultad, especialmente para las pequeñas explotaciones, de poder cumplir con las cada vez más exigentes normativas de la U.E. – 27 (por ejemplo, en lo que se refiere al Bienestar Animal) y, paralelamente, asumir los altos costes que implican las cada vez más complejas modernización y adecuación de las instalaciones.

Y no quisiera concluir estas breves reflexiones sin hacer mención al alto riesgo sanitario que supone actualmente la masiva entrada de lechones procedentes de otros Estados de nuestra U.E (del orden de 1,14 millones en el año 2024), algunos de “bajo coste”, amén de la continuidad en el descenso real del consumo y a la esperada mejora general de la situación sanitaria global (que, obviamente, puede tener una significativa incidencia en el precio de venta).

En definitiva, en mi opinión, el año 2025 no será, para nuestro sector porcino, tan positivo, sobre todo en lo que a los beneficios se refiere, como lo ha sido el año 2024.

¡Ojalá me equivoque!

 

 

 

 

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito

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