Nueva PAC a la vista
A punto de cerrarse la composición del nuevo colegio de comisarios para los próximos cinco años, y pendientes de conocer la posición del Parlamento europeo sobre la propuesta de Ursula Von der Leyen, la presentación, hace escasos días, del informe del dialogo estratégico para el futuro de la agricultura europea, elaborado por representantes del sector agroalimentario, económico y académico europeo, parece traernos buenas noticias.
El informe se posiciona por una PAC orientada a la consecución de tres objetivos: apoyo económico a los agricultores que más lo necesitan, la promoción de las externalidades positivas del sector en el medio ambiente, la sociedad o el bienestar animal, y, en tercer lugar, el fomento de mejores condiciones en las áreas rurales.
El primer objetivo de la nueva PAC que propone el informe constituye una auténtica revolución. No solo supondría desechar el modelo de pagos actuales, y orientar las ayudas en función de la renta -lo que supone una enmienda a la totalidad al modelo actual, y al mantenimiento de los denominados derechos de la PAC, que otorgan más ayuda a las explotaciones más competitivas, con mayor rendimiento-, sino que parte de la reflexión de que los fondos públicos deben destinarse a quien más lo necesita.
Es sin duda un cambio disruptivo en las reflexiones de Bruselas.
Para mí, este cambio de planteamiento es una gran alegría. Hace tiempo que vengo insistiendo en la idea del apoyo a la renta en la PAC, en la eliminación de los derechos históricos, y en que las ayudas se orienten a quien más lo necesita, los jóvenes y los pequeños y medianos agricultores.
Es uno de los argumentos del libro “El resurgir del agro”, en el que identifico los diez retos más importantes del sector, a mi juicio, y una de las razones para defender la necesidad de esta política, la PAC, en el contexto europeo.
El informe también propone, entre otras cuestiones, pagos ambientales adicionales para los que, voluntariamente, vayan más allá en sus compromisos relacionados con la preservación del medio ambiente; la creación de un fondo de transición justa, con colaboración público-privada, adicional a la PAC -podría ser una nueva política, cuestión muy novedosa, y, desde mi punto de vista, muy interesante-, para apoyar a los agricultores y ganaderos en su reconversión hacia modelos agrarios más sostenibles, o la creación de un fondo específico -de nuevo, fuera de la PAC- para ayudar a los agricultores en la restauración y gestión de los hábitats y el paisaje, en línea con la recién aprobada Ley de restauración de la naturaleza, como elementos más destacados. Todas ellas, muy buenas noticias.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la presentación del informe, se comprometió a “incorporar las recomendaciones” del mismo en la visión agraria y agroalimentaria de la Comisión de cara al futuro
Así pues, a la espera de confirmar si será el luxemburgués Hansen quien dirigirá los destinos del sector como comisario de agricultura los próximos años -y, qué impulso podrá aplicar a estos cambios-, el informe del diálogo estratégico supone, sin duda, un cambio de paradigma muy esperanzador.
Francisco Martínez Arroyo
Ingeniero Agrónomo del Estado
Vocal Asesor del MAPA
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