Don César Lumbreras, el cuento del diálogo estratégico
Érase una vez una presidenta de la Comisión Europea de nombre Ursula von der Leyen que se sacó de la manga un Diálogo Estratégico sobre el futuro de la Política Agraria Común (PAC). La verdad es que no sé muy bien con quién han dialogado. Pero vamos a dar por hecho que así ha sido. Esta semana el grupo de sabios formado por Bruselas ha publicado sus conclusiones, que darán mucho que hablar.
La primera de ellas habla de reorientar las ayudas que se alejarían del modelo actual de pagos por hectárea y que deberían centrarse en los agricultores activos y en las explotaciones que más los necesiten. Entre ellas citan a las otorgadas a los pequeños productores, los jóvenes agricultores y los nuevos, los titulares de explotaciones mixtas y las ubicadas en zonas con dificultades naturales. A la hora de conceder esas ayudas se tendrían en cuenta que las explotaciones sean viables. ¿Cómo se va a hacer eso?
La segunda habla de la necesidad de que el sector agrario y agroalimentario sean sostenibles y propone que se fomenten prácticas más favorables para el medio ambiente y el clima, tanto en agricultura como en ganadería. Vamos, que se mantengan los actuales ecorregímenes. Se debe crear un Fondo de Restauración de la Naturaleza financiado con fondos ajenos a la PAC.
Tiempo habrá para desgranar más en detalle el contenido del citado papel, que tiene una gran importancia porque debería servir de base para la elaboración de las propuestas sobre la futura PAC. Sin embargo, así, a bote pronto, se me ocurren dos advertencias, basadas a su vez en dos incógnitas. La primera se refiere a que no conocemos el dinero que habrá para financiar la futura PAC. Así que estamos hablando de los criterios de reparto de una cantidad que todavía no sabemos y tardaremos en saber. No es un asunto menor.
Como tampoco es un tema menor la segunda advertencia-incógnita. Se trata del resultado de las negociaciones para la entrada de Ucrania en la UE, que se realizan mediante un procedimiento de urgencia. Si nos atenemos a lo dicho antes, las grandes, muy grandes, explotaciones agrarias de Ucrania no recibirían ayudas directas. La entrada de Ucrania en la UE supondrá una auténtica revolución para la PAC y también un aumento del gasto agrario y todo eso hay que meterlo en la coctelera.
En resumen, que tenemos muchos meses por delante de debate y negociación, proceso que no hay que perder de vista. De momento lo único claro aquí, en España, es que, hasta el 30 de junio de 2024, cuando finaliza el periodo de pago, los agricultores y ganaderos ha perdido 177 millones de euros en ayudas directas de la PAC gracias a la gestión y a la negociación de Planas y a su plan estratégico.
Y lo triste es que esto no parece importar mucho, porque las organizaciones agrarias y cooperativas están mudas, mientras que los principales partidos de la que siendo suave calificaré como de “no oposición” (PP y Vox) tampoco se han enterado. Parece como si Luis Planas tuviese una bula especial. Y esto desgraciadamente no es un cuento, sino la triste realidad basada en las cifras del Ministerio. Solo hay que ponerse a contar.
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