Sostenibilidad en las granjas de vacuno de leche (II)

El problema reside en que implementar todo lo que se ha referido en la primera parte del presente artículo cuesta dinero, y mucho. Y, lamentablemente, el consumidor no parece muy dispuesto a asumir el mencionado incremento de los costes.

En la Unión Europea (U.E. – 27), producimos y consumimos los alimentos que, con toda certeza, son los más seguros del mundo, pero estamos dispuestos a consumir los que proceden de otras latitudes con menos exigencias de todo tipo con tal de pagar menos. Y, además, con una huella de carbono mucho mayor (aunque solo sea por el transporte transoceánico) que los producidos aquí, en nuestras granjas.

La ganadería juega un papel fundamental como parte del suministro de alimento y de la conservación del medio rural, además de ser un pilar económico para las familias que se dedican a ella.

El futuro del sector pecuario se debe apoyar en una mejora de la rentabilidad de las granjas que, a su vez, favorezca el establecimiento y la fijación de población en el entorno rural, asegurando el relevo generacional.

El sector ganadero debe ir de la mano de soluciones innovadoras y eficaces para afrontar los retos sociales más próximos como, por ejemplo, son la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el mantenimiento de la salud y bienestar de los animales.

Hablar de sostenibilidad en ganadería es complejo, ya que es un término que fundamentalmente se apoya en tres patas: sostenibilidad económica, sostenibilidad ambiental y sostenibilidad social, y lograr una sin las demás no permitirá que las ganaderías sean sostenibles.

A título de resumen se puede afirmar que la ganadería es un elemento indispensable en nuestra sociedad. Aporta productos necesarios para la alimentación de las personas y genera trabajo y riqueza en zonas rurales. Sin embargo, la forma en que se gestione tendrá un impacto sobre su sostenibilidad.

Para conseguir una ganadería que perdure en el tiempo y pueda seguir aportando valor a la sociedad, deberá hacer un uso eficiente de los recursos, además de reducir, minimizar, su impacto negativo sobre las personas, sobre otros animales y sobre el entorno donde medra.

Esto se puede conseguir integrando adecuadamente la actividad ganadera en cada ecosistema, colaborando con otras actividades humanas y creando una economía circular que permita seguir generando riqueza en las zonas rurales.

El enfoque One Health (UNA SOLA SALUD) se erige como una estrategia muy válida para poder alcanzar la mencionada sostenibilidad, promoviendo sistemas de manejo que permitan no solo disminuir las interacciones negativas entre animales, personas y medioambiente, sino que, incluso, contribuyan a la mejora de cualquiera de estos aspectos.

Los retos técnicos para conseguir este objetivo son enormes y queda, sin duda, un largo camino por recorrer.

Es necesario apostar por la sostenibilidad, pero sin olvidar que este concepto se sustenta realmente en cuatro patas (económica, ambiental, social y ética), siendo preciso garantizar la primera de ellas para que las restantes puedan tener sentido.

 

 

 

 

Antonio Callejo Ramos
Dr. Ingeniero Agrónomo
Profesor Titular de Universidad
Dpto. de Producción Agraria
ETS de Ingeniería Agronómica Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB)

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