La realidad del sector vacuno de leche en España

La semana pasada desarrollé este tema en el seno de una Cooperativa en Asturias y este último fin de semana participé, vía telemática, en una mesa redonda donde también se abordó este tema, junto con otros del sector pecuario.

El interés, que en mi opinión puede tener el traer este tema al Boletín de ÁGORA TOP GAN,  reside en el notable desenfoque existente del mismo, especialmente a nivel del sector productor; desenfoque 100 por 100 interesado y, en mi opinión, perfectamente orquestado desde los otros eslabones de la cadena que, por supuesto, en general y digan lo que digan desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, MAPA, no se cumple en ella con la Ley de la Cadena.

Actualmente, en España, la producción ganadera viene a suponer, con un valor anual que ronda 24.500 millones de euros, el 39 por 100 de la Producción Final Agraria, que supera los 63.100 millones de euros. El valor del sector lácteo está alrededor de los 4.500 millones y de ellos, el 77 por 100 corresponde al vacuno de leche.

El mencionado sector lácteo del vacuno, que muestra una clara tendencia involutiva, está conformado por unas 770.000 hembras mayores de 24 meses y unas 250.000 novillas (hembras de aptitud leche con unas edades comprendidas entre los 8 y los 24 meses).

En cuanto al número de ganaderos activos en este sector hemos pasado de los cerca de 150.00 que había en el año 1990 a los 9.951 que restaban en enero del presente año 2024. Es verdad que, a lo largo de los últimos años, las mejoras genéticas de la base animal y la optimización de su manejo junto a la muy alta profesionalidad de nuestros ganaderos (que nos han llevado a una producción media unitaria por lactación de 9.300 kg), unido al aumento significativo de la dimensión media de las ganaderías, permitieron mantener los niveles productivos globales.

Así pasamos, por ejemplo, de un rendimiento medio por explotación, en el año 2021, de unos 635.000 kg a un rendimiento medio por explotación, en el año 2023, de 730.000 Kg. Ello supone un incremento de prácticamente de un 15 por 100.

Por su parte, las entregas globales de leche en el pasado año 2023 fueron del orden de 7.330.000 toneladas, una cantidad muy similar a la entregada en el año 2022. De esta cantidad un 41 por 100 corresponde a Galicia, un 13 por 100 a Castilla y León, un 10 por 100 a Cataluña, un 8 por 100 a Andalucía, un 7 por 100 a Asturias, un 5 por 100 a Cantabria y un 17 por 100 al resto de España.

La otra cara de la moneda lo constituye el consumo. Este, en nuestro país, está disminuyendo año tras año y así hemos pasado, por ejemplo, de 110 Kg/persona y año en el año 1985 a los actuales 62 litros /persona y año lo que significa una reducción de 48 litros/persona y año, una verdadera barbaridad que se corresponde con el cambio en los hábitos de consumo de nuestros ciudadanos.

Lo que no es cierto en absoluto, a pesar de lo que se publica y se publicita, que en España sobra leche. Es exactamente lo contrario.

Así, en el pasado año 2023, la Utilización Interior Total (U.I.T) fue de 9.437.000 t lo que obligó a unas importaciones netas, en equivalentes leche líquida, de 2.108.000 t, la mayor parte de ello en forma fundamentalmente de queso (unas 1.750.000 t equivalentes de leche) y también  de leche en polvo, mantequilla y nata. Es decir, que nuestro déficit real neto es superior al 21 por 100.

Otra cosa es que nuestra industria láctea produzca una cantidad excesiva de leche líquida para consumo directo (que si sobra puesto que considerando una población de 48,6 millones de habitantes y la mencionada pérdida de consumo de 48 litros/persona y año, dejamos de consumir del orden de 2,4 millones de toneladas de leche líquida anualmente). Se genera un excedente anual de unos 1,5 millones de toneladas que exportamos (fundamentalmente en forma de quesos, mantequilla, nata y leche en polvo)

Además, nuestra industria, en el contexto de la Unión Europea, cuya industria tiene una estructura productiva media muy diferente a la nuestra, es, globalmente considerada, poco competitiva en el ámbito de los productos lácteos (de ahí la naturaleza de nuestras importaciones netas).

A lo expuesto debemos sumar que, en este caso, es el último eslabón de la cadena, antes del consumidor,  que es parcialmente transnacional, el que lleva la voz cantante en lo que atañe a la fijación de su precio de compra al eslabón inmediatamente inferior.

Como consecuencia de ello y ante la inanición real del Gobierno de la Nación, muy interesado en P.V.P´s bajos, resulta que, finalmente, el productor (primer eslabón de esta cadena donde, insisto, no se cumple la Ley de la Cadena) tiene enormes dificultades para rentabilizar adecuadamente su duro trabajo de 365 días al año en su granja y dónde consecuentemente, se topa con enormes dificultades para encontrar un adecuado relevo generacional.

Es un claro ejemplo del “mundo al revés” y una de las muchas razones de las actuales “tractoradas”. Señor ¡qué país!

 

 

 

 

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito

 

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