La agricultura familiar: una alternativa para la seguridad alimentaria en las zonas rurales de la República Dominicana

En el año Internacional de la Agricultura Familiar (2014), se elaboró el siguiente concepto: “La agricultura familiar (AF) es una forma de organizar la agricultura, la ganadería, la silvicultura, la pesca, la acuicultura y el pastoreo, administrada y operada por una familia y, sobre todo, que depende preponderantemente del trabajo familiar. La familia y la granja están vinculadas, coevolucionan y combinan funciones económicas, ambientales, sociales y culturales”.

En la actualidad, existe un amplio acuerdo a nivel internacional acerca de la importancia que reviste la Agricultura Familiar (AF) en la seguridad alimentaria. Ello es debido a que esta actividad ha permitido la generación de empleo agrícola, la mitigación de la pobreza, la conservación de la biodiversidad y de las tradiciones culturales en el medio rural.

Las explotaciones ganaderas familiares tienen el potencial de integrarse en los sistemas de producción sostenibles, debido a que los residuos generados en los hogares y en otras actividades agrícolas, debidamente tratados y preparados, pueden ser utilizados en la alimentación de los animales; produciéndose con esta práctica una disminución considerable en la dimensión de las fuentes generadoras de contaminación del medio ambiente.

Por otro lado, la AF integra a la mujer y también contribuye a que la juventud rural disponga de un proyecto de vida digno, y pueda permanecer en su lugar de origen. Esta forma de economía es la que necesitamos para buscar lograr el objetivo de  “Hambre Cero”,  también, en nuestro caso, un país más equilibrado y manifiestamente resiliente.

La AF, representa alrededor del 80 por 100 de las unidades productivas agropecuarias en el caso de la República Dominicana, jugando un papel importante en la generación de alimentos para el país e ingresos para las familias rurales.

Sin embargo, la agricultura AF tiene importantes retos que superar. Los mismos obstaculizan el completo desarrollo de su potencial, reflejándose en la pobreza media de las familias rurales del país.

Esta pobreza determina, sin duda alguna, la baja disponibilidad real de capital y de inversión, así como la carencia de alternativas a la aplicación de técnicas rudimentarias de producción y de comercialización.

Todo lo expuesto conlleva a que la referida forma de economía genere unos productos e ingresos insuficientes, para poder garantizar realmente la sostenibilidad del proceso productivo. Situación que provoca, por una parte, una manifiesta insuficiencia salarial; por otra, un obligado cambio de actividad o la migración de las poblaciones campesinas hacia las zonas urbanas.

En este contexto, producir una transformación positiva de estos sistemas productivos de forma que sean sostenibles, desde los puntos de vista: económico, social y ambiental, ofrece una alternativa idónea para poder enfrentar, eficiente y eficazmente, el inmenso desafío que supone, para nuestro país, lograr el objetivo del hambre cero para el año 2030.

La utilización productiva, en este contexto, de animales menores, tales como: aves, conejos y peces, constituye una opción interesante, dado que permite aprovechar, en gran medida, los recursos locales; requiere de relativamente pocos insumos y puede contribuir a un mejoramiento significativo de las condiciones de vida en los hogares campesinos.

 

 

 

 

 

Mary Cruz Durán García
Zootecnista
Investigadora asistente del IDIAF
Lic. en Producción Animal – UASD
Máster en Producción y Sanidad Animal – UPM

 

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