Empiema de las bolsas guturales

Como ya se detalló en el artículo anterior, las bolsas guturales son unas cavidades situadas entre el oído medio y la faringe, que tienen funciones relacionadas con la termorregulación, la producción de moco y la resonancia de la voz.

El empiema se produce cuando las bolsas guturales se llenan de pus debido a una infección bacteriana, generalmente causada por Streptococcus equi subsp. equi. Esta bacteria invade los ganglios linfáticos retrofaríngeos y produce una linfadenitis purulenta (absceso en ganglio) que puede romperse y drenar hacia las bolsas guturales. En ocasiones, este contenido purulento que se acumula en las bolsas guturales puede formar unos cálculos llamados condroides, que dificultan el drenaje y favorecen la persistencia de la infección.

Los signos clínicos del empiema de las bolsas guturales dependen de la severidad y la cronicidad de la infección, así como de la presencia de complicaciones. Los signos más frecuentes son fiebre, descarga nasal purulenta, disnea, ronquido, disfagia, inflamación de los ganglios linfáticos, distensión dolorosa en la región parotídea y ocasionalmente epistaxis.

Se trata de una enfermedad infectocontagiosa que se transmite por contacto directo o indirecto a través de las secreciones nasales o del drenaje de los abscesos de los ganglios linfáticos. Los mozos y personas en contacto con estos caballos, así como el material utilizado con ellos, como por ejemplo cepillos, cabezada, o montura, entre otros, pueden servir de vehículos transmisores de la bacteria a otros caballos.

El diagnóstico del empiema de las bolsas guturales se basa en la exploración clínica, la endoscopia y/o la radiografía y el cultivo bacteriológico. La exploración clínica permite detectar los signos clínicos mencionados anteriormente y palpar las bolsas guturales, que pueden estar aumentadas de tamaño, calientes y dolorosas.

La endoscopia es el método más útil para visualizar el interior de las bolsas guturales, observar la presencia de pus y sus características, ver si hay condroides y tomar muestras para el cultivo. La radiografía puede ayudar a evaluar el grado de distensión de las bolsas guturales, la presencia de condroides y la afectación del hueso temporal. El cultivo permite identificar el agente causal de la infección y realizar un antibiograma.

El tratamiento del empiema de las bolsas guturales consiste en el drenaje y el lavado de las bolsas guturales; la administración de antibióticos y antiinflamatorios; y la cirugía, en casos complicados. El drenaje y el lavado de las bolsas guturales se realiza mediante una sonda Foley, a través de la cual se inyecta una solución antiséptica (yodo al 5%), antibiótica (Ampicilina 3 g), agua caliente o acetilcisteína, con el fin de limpiar las bolsas guturales.

Este procedimiento se debe repetir varias veces hasta que el líquido salga limpio. Los antibióticos más utilizados son penicilina (de elección, normalmente), la gentamicina, enrofloxacina y ceftiofur. Los antiinflamatorios más empleados son flunixin meglumine o fenilbutazona.

Para los casos en los que se han formado condroides, los cuales no pueden eliminarse con los lavados, se pueden eliminar mediante el canal de trabajo del endoscopio, utilizando unas pinzas metálicas que recorren el canal y entran en la bolsa y extraen los condroides de uno en uno. Si no se dispone de endoscopio, se pueden extraer mediante cirugía.

El pronóstico del empiema de las bolsas guturales depende de la rapidez y la eficacia del diagnóstico y el tratamiento, así como de la presencia o no de complicaciones. Los casos con condroides tienen, en general, peor pronóstico que cuando el contenido purulento es fluido.

Para prevenir el empiema de las bolsas guturales, se recomiendan las siguientes medidas:

  • Vacunación. Esta vacuna puede reducir la incidencia y la severidad de la enfermedad, aunque no la previene completamente. Se ha demostrado la eficacia para reducir en los caballos los signos clínicos de la enfermedad en la fase aguda de la infección. Los caballos vacunados pueden infectarse y excretar equi.
  • Aislar a los equinos enfermos o sospechosos de tener esta enfermedad contagiosa, y evitar el contacto con otros animales sanos.
  • Mantener una buena higiene y desinfección de los establos, los comederos, los bebederos y los utensilios que se usen con los equinos. Se debe evitar el uso compartido de estos elementos entre animales enfermos y sanos, y limpiarlos con frecuencia con productos desinfectantes adecuados.
  • Realizar revisiones periódicas de las bolsas guturales de los equinos, mediante endoscopia o radiografía. El diagnóstico precoz del empiema de las bolsas guturales puede facilitar el tratamiento y evitar complicaciones.

Como siempre, es fundamental, también aquí, efectuar un control frecuente y cuidadoso de los caballos que están bajo nuestra responsabilidad.

 

 

 

 

 

Dra. Rosana Domingo Ortiz, PhD,
Certificado Español en Clínica Equina
Dpto. Medicina y Cirugía Animal
Facultad de Veterinaria CEU Cardenal Herrera

 

Contenido purulento saliendo de las bolsas guturales.

                

                                                                   Abceso retrofaríngeo drenando en la bolsa gutural.

 

RX donde se muestran los condroides.      

 

                  Endoscopia de la bolsa gutural con condroides.

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