Unas breves reflexiones sobre el sector ovino de carne

Parece que al sumergirnos en las Fiestas Navideñas puede ser apropiado, por el protagonismo que asume en los hogares (menor, cada año que pasa, por desgracia), tratar, aunque sea brevemente, la realidad actual del sector ovino de carne.

A nivel mundial su producción es muy discreta; actualmente viene a ser del orden de los 10,2 millones de toneladas anuales. Ello supone  casi un 3 por 100 de la producción pecuaria mundial, incluyendo la pesca y un 4,4 por 100 de la producción pecuaria terrestre. En los últimos 12 años esta producción mundial se ha visto incrementada en unos 2 millones de toneladas.

En la Unión Europea, la producción ha caído drásticamente en los últimos veinte años; hemos pasado de los 1,2 millones de toneladas del año 2003 (U.E. – 12) a unas 425.000 toneladas anuales en la actualidad (U.E. – 27).

Aunque se habla del sector ovino de carne de la Unión Europea en realidad es un sector censalmente muy focalizado; en 5 Estados Miembros (EE.MM.), España, Rumania, Grecia, Francia e Italia; en ellos se ubica el 82 por 100 del ovino de carne de la Unión Europea.

En lo que se refiere a España el valor de la producción cárnica del ovino y caprino (en nuestro país se unen estadísticamente las dos producciones) viene a ser del orden del 5,5 por 100 del valor de nuestra producción ganadera (unos 21.000 millones de euros anuales). Actualmente, nuestro censo de ovejas de carne es del orden de unos 7,6 millones de cabezas; es muy similar al que teníamos hace 20 años a pesar de que, en estos años, nuestra ganadería ha crecido mucho.

Al igual como sucede en la Unión Europa, el censo de ovino de carne está muy focalizado en unas pocas Comunidades Autónomas; en efecto, en 5 de ellas, Extremadura, Castilla y León, Castilla – La Mancha, Andalucía y Aragón se encuentra el 82 por 100 de su censo.

En cuanto a la producción, ésta se sitúa actualmente alrededor de las 110.000 toneladas lo que viene a suponer, aproximadamente, el 47 por 100 de lo que se producía hace 20 años, 236.000 t (hemos pasado de sacrificar casi 21 millones de corderos anuales, años 2002 y 2003,  a sacrificar actualmente menos de la mitad).

Y todo ello, contando con los grandes esfuerzos que llevan a cabo el propio sector y, sobre todo, su interprofesional, INTEROVIC, que hace una labor encomiable, para dinamizar al sector e intentar cambiar las tendencias.

A pesar del mencionado  e importante descenso de las producciones, el sector es actualmente estructuralmente claramente excedentario.

Así, el año pasado (año 2022) España exportó casi 50.000 toneladas de carne de ovino (e importó unas 6.000 toneladas) y, paralelamente, exportó más de 12.000 animales vivos e importó unos 3.000. Estas carnes importadas son las que se suelen encontrar en las grandes cadenas de distribución.

Todas las cifras indicadas para España determinan que la disponibilidad interior total (D.I.T.) de carne ovina sea del orden del 1,0 a 1,1 Kg/persona y año. El consumo real global tiene lugar, en un 90 por 100 en el hogar y sólo un 10 por 100 fuera del hogar y realmente se trata de una cifra muy, muy baja (y en descenso), sobre todo si la comparamos con el consumo total de carne fresca que, en nuestro país, se sitúa actualmente en unos 28 Kg/persona y año (que ha descendido, fundamentalmente por razones económica desde el año 2020 en algo más 8 Kg/persona y año).

Este consumo de carne fresca se desglosa de la manera siguiente: de pollo, unos 12 Kgs; de porcino unos 10 Kgs, de vacuno, unos 4 Kgs; de caprino y de otras carnes (otras aves, conejo, solípedos, etc.) unos 2 Kgs/persona y año (a estas cifras debe añadirse el consumo de elaborados cárnicos que se puede situar alrededor de los 23 Kg/persona y año).

Para ubicar correctamente los datos expuestos debe tenerse en cuenta que en España la producción de carnes, de acuerdo con las cifras publicadas por ANICE, ronda actualmente los 5,2 millones de toneladas anuales y la de elaborados cárnicos los 1,6 millones de toneladas anuales.

En definitiva, la realidad del complejo devenir del sector ovino de carne en general y el de España en particular, no deja de ser un reflejo más de la evolución de la propia sociedad donde algunas viejas tradiciones, ubicadas en las cocinas, van perdiendo, poco a poco y año tras año, protagonismo.

Como me comentaba el otro día, con mucha nostalgia, un viejo y entrañable amigo; un viejo dinosaurio como yo: “en la mesa, éstas ya no son nuestras NAVIDADES; son otras NAVIDADES; ni mejores, ni peores, pero OTRAS”.

Así es, éstas y otras muchas, son las realidades que nos toca ir asumiendo a los viejos Dinosaurios…y que sea por muchos años más, claro.

 

 

 

 

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito

 

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