El síndrome reproductivo y respiratorio porcino (PRRS) (II)

Como avanzábamos la semana pasada aquí, en nuestro país, tercer productor mundial y también Top3 en impacto de la enfermedad, algunos compañeros han referido pérdidas anuales en estos tres últimos años de entre 3-5 millones/año de cerdos muertos por dicho virus lo que, grosso modo, tendría un impacto económico de entre 300-400 millones de euros, lo que nos arrojaría una pérdida media por cerda de 140-150 €/cerda/año y unos 5 €/cerdo a matadero.

Las cifras tienden a converger si hablamos de medias, con las lógicas grandes desviaciones entre granjas. A ello debemos asociar las complicaciones infecciosas bacterianas y el efecto negativo sobre el mayor gasto terapéutico con penalización del consumo de antimicrobianos.

En mi opinión, lo expuesto nos lleva a cuestionar, a modo de autocrítica que, algunas cosas, y varias de ellas básicas en los puntos que a continuación expondré, no las estamos haciendo lo suficientemente bien para que tengamos estas enormes penalizaciones que, en muchos casos, y en casos graves, se llevan por delante todos los posibles beneficios de muchas granjas de todo un año.

Esto, asociado a como hemos visto incrementar nuestros costes de alimentación, nos dan una ecuación perniciosa de sobrecostes de producción que, dependiendo de los precios de venta, nos sitúan en un delicado equilibrio financiero. Sin sanidad la rentabilidad está en riesgo. Considero prioritario contextualizar que la sanidad es un pilar esencial de la producción porcina, o dicho en términos helenísticos, una de las columnas del Ágora.

La organización interprofesional agroalimentaria del porcino de capa blanca (Interporc) ha publicado recientemente un decálogo de las buenas prácticas en la prevención y control de la enfermedad provocada por dicho virus reproductivo y respiratorio porcino en las granjas españolas, elaborado por once excelentes compañeros de renombre ligados a dicho virus, que bien conocen y con el que trabajan en su día a día.

Este decálogo se centra en cuatro apartados: bioseguridad, inmunización, manejo y monitorización. Los tres primeros puntos hacen mención del efectivo reproductor: primero atención especial a centros de inseminación artificial (control estricto de la negatividad en verracos por el riesgo de diseminación vía seminal intermitente) así como tener una unidad de cuarentena independiente controlada serológicamente y entrar animales (cerditas recría nulíparas y verracos) ausentes de la infección por ELISA + PCR.

El punto cuatro se solapa con el tres y se suma al seis, mencionando los lechones, que bien provengan en sus movimientos de orígenes con flujo negativo o que sean partidas de lechones positivos únicamente en zonas de baja densidad de cerdas reproductoras, a lo que añade que, solamente se vacunará a los lechones si el porcentaje de virémicos de la población sea bajo o nulo. No cabe duda de la gran importancia de las medidas en los lechones para el control del virus PRRS.

Los puntos 7 y 8 se ciñen a la comunicación y logística entre personas (veterinarios, ganaderos y otros actores que intervienen en la gestión sanitaria del país) y movimientos de vehículos más animales.

Termina el decálogo en sus puntos 9 y 10 mencionando los máximos estándares de bioseguridad interna (tan sencillos como vacíos sanitarios estrictos y densidades, que son críticos) y externa (camiones transporte cerditas renuevo, lechones, cerdos engorde, cadáveres, cerdas desvieje, piensos) a nivel de manejo y formación continuada del personal.

Y concluyo con el punto cinco, que dice así: seguir las recomendaciones de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para evitar recombinaciones entre distintas cepas del virus PRRS.

 

 

 

 

Antonio Palomo Yagüe
Dr. en Veterinaria
Prof. Facultad Veterinaria UCM
ADM Animal Nutrition Spain

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