Deformidades flexurales en potros (I)
Los potros desde el nacimiento y durante sus primeros meses de vida, pueden presentar ciertas irregularidades en su desarrollo óseo y muscular.
Las mencionadas irregularidades pueden afectar el correcto desarrollo y al propio crecimiento del potro y, en algunos casos, requerir intervención para poder garantizar su bienestar y su futuro rendimiento.
En este artículo, dividido en varias partes, exploraremos las causas, el diagnóstico y el tratamiento de las denominadas “deformidades flexurales” en potros. Las deformidades flexurales, junto con las deformidades angulares, se incluyen en el grupo de las patologías ortopédicas más frecuentes en el potro.
Por definición, la deformidad flexural es una desviación de la extremidad en el plano sagital, que afecta a una o varias extremidades. Las articulaciones que con mayor frecuencia se ven afectadas son: el carpo, el menudillo y la interfalángica distal. Estas afecciones pueden ser congénitas o adquiridas.
Existen varias razones por las cuales un potro puede desarrollar deformidades flexurales y, a menudo, están involucrados múltiples factores.
Algunas de las causas comunes incluyen:
- Factores genéticos: algunas razas de caballos pueden tener predisposición a ciertas deformidades debido a su linaje genético. La herencia de ciertos genes puede influir en el desarrollo óseo y muscular del potro.
- Posición fetal: la posición que adopta el feto en el útero durante el último trimestre del embarazo puede ejercer presión sobre las extremidades en desarrollo, lo que puede llevar a deformidades.
- Ingestión de plantas tóxicas con efectos teratogénicos, para la madre.
- Nutrición inadecuada: una dieta desequilibrada o deficiente en nutrientes esenciales, como minerales, vitaminas y proteínas, puede afectar el desarrollo adecuado del esqueleto y de los músculos del potro.
- Rápido crecimiento: un crecimiento excesivamente rápido del potro puede generar desequilibrios en el desarrollo de sus extremidades, lo que puede dar lugar a deformidades flexurales.
- Traumatismos: Lesiones o traumatismos durante los primeros días o semanas de vida del potro pueden afectar negativamente su desarrollo normal.
Existen dos tipos de deformidades flexurales, las que son por hiperextensión (fig.1) y las que son por hiperflexión (fig.2).
Figura 1
Figura 2
Las deformidades flexurales por hiperextensión son normalmente congénitas y se solucionan la mayoría de manera espontánea, sin intervención veterinaria, conforme pasan los días y el potrillo se va poniendo más fuerte y realizando algo de ejercicio. Son más frecuentes en extremidades posteriores, aunque pueden darse en las 4 extremidades. Las que son adquiridas son principalmente debidas a vendajes prolongados que ocasionan laxitud de los tendones.
En casos graves de hiperextensión, los bulbos pueden tocar el suelo y producirse úlceras que ocasionan un dolor intenso llevando incluso al decúbito del potro debido al dolor. En estos casos, es importante cubrir la zona de los bulbos antes de que se lleguen a producir las heridas. Se puede ayudar a la recuperación de esta hiperextensión mediante herraduras para potros con extensiones palmares/plantares.
Las deformidades flexurales contracturales o por hiperflexión, se caracterizan por un acortamiento en la unidad músculo tendinosa de los flexores, lo que resulta en una flexión de la articulación afectada y una rotura del eje podofalángico.
En lo que se refiere al diagnóstico, que trataremos al principio de la segunda parte del presente artículo, la observación y la palpación son fundamentales.
Dra. Rosana Domingo Ortiz, PhD, Cert. Esp. Ceq
Dpto. Medicina y Cirugía Animal
Facultad de Veterinaria CEU Cardenal Herrera
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