Observatorio AGROPOL OPL: Situación del Mercado Lácteo en la actualidad

De acuerdo con el artículo publicado por el boletín de AGROPÔL, la inercia de los mercados internacionales está afectando de forma notable al sector del vacuno de leche en nuestro país.

La reducción en las importaciones chinas y los efectos que esto supone para los países exportadores de centroeuropea está condicionando el mercado lácteo de nuestro país.

España se sitúa en estos momentos con un diferencial de precios sobre sus vecinos europeos de entre siete y nueve céntimos el litro. Esto está provocando que las importaciones de productos lácteos procedentes de Alemania, Francia, Holanda o Dinamarca estén inundando los lineales de los supermercados españoles.

Esta situación genera una tremenda presión para los ganaderos de nuestro país que ven cómo se trae leche y sobre todo queso de países situados a cientos de kilómetros resulta rentable a importadores y a la distribución pese a los grandes costes de transporte que la operación lleva aparejada.

Esto comporta que, en España, los precios de la leche en el campo se estén resintiendo significativamente mientras el precio en los lineales y que, consecuentemente, paga el consumidor prácticamente no se mueven e, incluso, sigan subiendo al calor de la inflación.

Los precios en China, Europa y España, por tanto, están presionando las economías de los ganaderos pero no se están traduciendo en una disminución de los precios finales de venta al público.

Ante situaciones similares a la que ahora se vive en el vacuno de leche la respuesta tradicional en nuestro país ha sido incrementar la producción. Los ganaderos en esta ocasión, sin embargo, parecen haber aprendido la lección y pese a los precios registrados en el primer trimestre del año no han aumentado su producción o lo han hecho en un porcentaje mínimo.

Este dato sobre la producción estimado en un 0,6 por 100 es el que parece no haber entendido las industrias lácteas que siguen confiando en que su materia prima seguirá apareciendo y, además, al precio que se marque desde los centros de decisión de las grandes multinacionales radicadas a miles de kilómetros de las granjas y las fábricas españolas.

Los consumidores y, sobre todo, las industrias debieran darse cuenta de que lo que está sucediendo en un país donde cierran 700 ganaderías al año no es algo puntual sino que se asienta en lo estructural.

El análisis rápido puede llevar a culpar a los grandes conglomerados internacionales de  la situación que viven y vivirán nuestros ganaderos, nuestras industrias y nuestros consumidores y la reflexión será cierta pero hay mucho más. El liderazgo de las empresas nacionales a la hora de proteger el sector se echa en falta y ante una situación como la que se vive en el momento actual sería de agradecer que, además de buscar culpables, se fuera consciente por parte de las mismas de que su papel debe de ser trascendente.

A los mercados internacionales habrá que sumar las tensiones que algo tan aparentemente lejano como el Acuerdo del grano entre Rusia y Ucrania va a suponer en el medio plazo a la hora de fijar los costes de producción en nuestro país.

Somos deficitarios en productos lácteos y también lo somos en cereal, más aún en un año como este con una cosecha que no llegará a la mitad de la de campañas anteriores.

El futuro del sector pasa por mirar lo que ocurre en los mercados internacionales y pensar lo contrario sería irresponsable pero también lo será no entender que el resto del mundo cambiará de escenario y sus producciones volverán a sus precios inaccesibles para los consumidores y las industrias lácteas españolas.

En ese momento los jefes de compras recibirán la orden de volver a comprar leche en España al precio que sea menester pero se encontrarán con la ingrata sorpresa de que no habrá leche que comprar.

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