Las actuales perspectivas de la producción animal acuática

La semana pasada, concretamente el viernes pasado, me cupo el honor de dictar una conferencia que versó sobre el tema de “El actual eco socio-económico de la pesca extractiva en España”. La misma la expuse en el marco de las XXX Jornadas Técnicas organizadas por EXPOMAR y la Fundación Expomar y tuvieron lugar en el Salón de Actos de la Cofradía de Pescadores de Burela.

En la presente nota me voy a permitir poner de manifiesto algunos aspectos que desarrollé en la mencionada conferencia dado que creo pueden ser de interés para un número significativo de  los lectores habituales del boletín digital ÁGORA TOP GAN.

En la introducción puse de manifiesto que, a nivel  mundial, la producción animal total alcanzó, en el año 2022, los 547 millones de toneladas de los cuales 363 millones corresponden a la producción animal terrestre y 184 millones a la producción animal acuática.

De ésta, corresponde 96,5 millones de toneladas a las capturas y 87,5 millones a la producción de la acuicultura. Con estas cifras nos estamos acercando a mis predicciones del año 2000 cuando apunté a que, en el quinquenio 2025 – 2030, la producción generada por lo acuicultura podría igualar o, incluso, superar a la procedente de las capturas.

Uno de los aspectos que resalté en mi charla es lo que denominó el “dodecaedro de los productos naturales ofertados versus el universo de los consumidores y de los productos sustitutivos”.

En este caso concreto y centrándome en la realidad española actual, frente a lo que podríamos denominar “el conjunto conformado por  los productos naturales procedentes de los pescados y de los mariscos” (que constituyen la oferta global en el caso que aquí nos ocupa) tenemos, por una parte, a los 30,75 millones de personas que constituyen la población española con una edad igual o superior a los 18 años luego, mayores de edad y, consecuentemente y en teoría, libres de tomar sus propias decisiones en lo que al consumo de alimentos se refiere.

En esta población hay unos 400.000 veganos; del orden de 1,35 millones de vegetarianos y unos 6 millones de flexitarianos; por lo tanto sólo unos 23 millones son omnívoros plenos. El número de veganos, de vegetarianos y de  flexitarianos crece año tras año y, consecuentemente la de los omnívoros va decreciendo.

Por otra parte, nos encontramos con los alimentos “Plant Based Seafood” (alimentos de origen vegetal como alternativa a los pescados y mariscos e incluyendo las proteínas en base a algas), también con los nuevos alimentos, los nuevos concentrados y ya empiezan a asomar la cabeza en los mercados las proteínas animales de origen industrial.

A todo ello hay que añadir, en España, la no positiva evolución de nuestra capacidad adquisitiva neta (C.A.N.) consecuencia de la evolución de nuestra renta media anual estimada por persona que, a euros constantes, se sitúa alrededor de los  10.360 euros, que, a euros constantes, es la misma que teníamos en los años 2014 – 2025.

Pero, actualmente coexisten con esta cifra tres factores incidentes de gran importancia: una inflación muy significativa de los precios de los alimentos (que en los últimos 18 – 24 meses puede superar el 33 por 100); un cambio en los hábitos de adquisición de los alimentos (entrando con fuerza, por ejemplo, el e-commerce) y una alteración en los hábitos de consumo de los mismos.

A estos tres factores debe unirse una manifiesta reducción de la fidelización a las fuentes de adquisición de los mismos.

Todo ello ha traído consigo, en los últimos 12 – 13 años, por ejemplo, una clara reducción del consumo aparente “per cápita” de pescado, que ha pasado de unos 28 kg a unos 19 Kg. Ello supone, a nivel global, una reducción de unas 300.000 toneladas,

Si a todo lo expuesto sumamos algunos aspectos que no afectan positivamente a la demanda de nuestra sociedad que, muy mayoritariamente, es urbanita (léase, cambio climático, sobrepesca, contaminación, contaminación por microplásticos, niveles de mercurio, presencia de parásitos, etc.) el cuadro final resultante es, sin duda, notablemente complejo.

En definitiva, el sector de la producción animal acuática, pero muy especialmente el de la pesca extractiva, fundamentalmente aunque no solo en el marco de España y de la Unión Europea, tienen que hacer un gran esfuerzo para reconducir la situación y no seguir perdiendo protagonismos económico, social y político.

Soy muy consciente que esta nota a muchos de ustedes no les va a gustar, pero, es lo que hay…y, lamentablemente, créanme, el eco es el que es y “no hay más cera que la que arde”.

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito

 

 

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