España: los cazadores y su hartazgo de ciertas políticas

Entendámonos; con independencia de que no soy cazador y no lo soy por convicción, reconozco y defiendo, sin tapujos, que, en algunas épocas y circunstancias, la caza, bien estructurada y correctamente ejecutada, es absolutamente fundamental.

En efecto, la caza es muy importante para lograr, en la medida de lo posible, el mantenimiento de los equilibrios ecológicos o balances de la naturaleza, como me gusta a mí definirlos, ayudando significativamente a su estabilidad.

Y, un balance de la naturaleza estable garantiza, por una parte, una situación armónica entre los diversos seres vivos que están en un entorno biológico concreto; por otra, puede asegurar un desarrollo positivo de la biodiversidad. De ahí su enorme trascendencia y, paralelamente, la importancia de la mencionada caza.

Pero, lamentablemente, no parecen entenderlo así algunas de las personas que forman parte del Gobierno de España y también, por desgracia, se encuentran personajes de estas características en algunos Gobiernos de ciertas Comunidades Autónomos (CC.AA.) como es el caso, por ejemplo, de la valenciana.

Probablemente las razones de su existencia deban buscarse en la falta, en ellas, de unos mínimos conocimientos técnicos adecuados sobre la materia o, tal vez, sencillamente se deba a una obnubilación, fruto de la ostentación de poder.

Entendamos aquí por obnubilación un estado de ánimo que impide a estas personas considerar y analizar, en su actividad profesional, una temática (en este caso la caza), con claridad y objetividad. Consecuentemente, no son capaces de valorar adecuadamente la complejidad de la situación y llegan, con el tiempo, a la obcecación e, incluso, a la ofuscación.

Por esta razón entiendo perfectamente la gran manifestación de los cazadores (y no cazadores), que tuvo lugar, el pasado 6 de mayo, en Xàtiva, en protesta contra la «norma animalista del Gobiernos y de la Generalitat valenciana”. De acuerdo con los datos facilitados por la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana, acudieron a la manifestación más de 50.000 personas.

La misma, con el lema de ‘Por una caza viva. Dejemos huella’logró congregar a cazadores y no cazadores, de toda la Comunitat Valenciana y también participaron entidades de las Comunidades Autónomas de Andalucía, Castilla-La Mancha, Madrid, Aragón y Extremadura.

Los manifestantes iban ataviados con camisetas y chalecos naranjas. Con ello, por una parte, hacían referencia a la «marea naranja» que inició las movilizaciones el pasado 20 de marzo en Madrid y, por otra, suponía una representación de las prendas luminosas que deben portar los cazadores, en las batidas de jabalíes, para que puedan resultar visibles para sus compañeros.

En la manifestación se pudieron ver pancartas con distintos lemas tales como: “¡Cuidado! Perros y cazadores, una especie en peligro de extinción”; “Cazar es proteger”; “El mundo rural y la caza se mueren, mientras se multiplican los charlatanes”; “Basta ya de pijoflautas de papá”; ‘Basta ya de ecologetas de sofá’, etc. etc.

En mi opinión, lo que refleja esta manifestación (y otras que ya se han producido y las que están por venir) es el hartazgo real de una parte muy importante de la sociedad civil ubicada y/o vinculada en y con el medio rural.

No cabe duda de que, en España, estamos, en el caso de la fauna salvaje, ante una situación muy compleja dónde, en no pocos casos, las emociones han estado y están, sustituyendo a los razonamientos…y así se ha llegado dónde estamos.

Por esta razón, en mi opinión, se hace preciso elaborar y aplicar, con urgencia y con una visión técnica, aparcando las ideologías y los partidismos, un verdadero programa nacional de actuación en el que se establezcan las medidas necesarias, eficientes y eficaces, que lleven a los adecuados y muy necesarios control, protección y asunción reales de nuestra fauna salvaje, en el sentido más amplio de la palabra.

Y en este programa, nos guste más o nos guste menos, la caza, debidamente organizada y adecuadamente controlada, insisto, debe tener, necesariamente, un papel destacado.

Espero sinceramente que no debamos esperar al próximo Gobierno de la Nación para que la elaboración y la puesta en marcha del mencionado programa, tengan lugar y podamos aparcar e incluso olvidar, al hartazgo al que hace referencia el título de la presente nota.

Amén.

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito

 

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