Los burros, ¿qué los diferencia de los caballos? (II)

Continuando con lo expuesto en la primera parte de nuestro artículo, publicada la semana pasada en el Boletín nº 158,  el problema, en el caso de los burros, es que su capacidad de sobrealimentación para mantener una súper provisión energética puede ocasionarles problemas de salud como la obesidad, la hiperlipemia o hiperlipidemia (muy característica de los burros), y la laminitis, entre otros.

De todos es sabido que una de las principales características anatómicas de los burros y que lo diferencian de los caballos son sus largas orejas. Estas son una adaptación evolutiva a la pérdida de calor y a la audición aguda.

Los burros en libertad viven en pequeños grupos abarcando gran cantidad de terreno en busca de alimento, lo que los lleva a estar bastante dispersos. Esta capacidad auditiva mayor les permite detectar depredadores aun estando lejos y congregarse rápidamente para poder asegurar la supervivencia.

Otra diferencia con respecto al caballo es la localización de la apertura del conducto nasolagrimal; mientras que en el caballo se sitúa en la unión mucocutánea en el piso de la narina, ventralmente, en el burro está ubicado dorso-lateralmente en las fosas nasales, lateral al pliegue alar dentro de la fosa nasal falsa. Parece ser que este cambio de localización es una adaptación para disminuir la obstrucción de este por arena o suciedad del ostium.

La nasofaringe en los burros está bien desarrollada con unos profundos recesos faríngeos, los cuales participan en la producción del rebuzno.

En cuanto a la dentición, los burros tienen la misma que los caballos, salvo que presentan un mayor grado de anisognatia. También la curvatura de la mandíbula es más acentuada que la de los caballos.

Los dientes y la cabeza en el burro son más grandes, en proporción al tamaño del cuerpo, que en un caballo. Ello puede ser debido, probablemente, al tipo de dieta que los burros son capaces de consumir (más gruesa y de peor calidad, que en l caso de los caballos) y a los hábitos de navegación de esta especie.

También tienen más desarrollado el músculo cutáneo del cuello, lo que hace más dificultosa la inyección intravenosa de la vena yugular en el surco de la yugular, al ser menos evidente que en los caballos.

Paralelamente los burros tienen una espalda más plana que los caballos, con una cruz poco desarrollada, esta es una de las características que ha hecho que sean más apropiados para llevar carga, que para montar.

La distribución de la grasa corporal también tiene un patrón diferente al de los caballos, no pudiendo utilizarse el mismo sistema que clasifica a los caballos en función de su condición corporal (escala Henneke).

Los burros presentan marcados depósitos regionales, sobre todo a lo largo del costado y la línea superior.

En la tercera y última parte del presente artículo se seguirá comentando las principales diferencias existentes entre los burros y los caballos, empezando por las diferencias en la conformación del casco.

 

 

 

 

Dra. Rosana Domingo Ortiz, PhD, Cert. Esp. Ceq
Dpto. Medicina y Cirugía Animal
Facultad de Veterinaria CEU Cardenal Herrera

 

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