La reduflación: pan para hoy, hambre para mañana

El tema que voy a tratar hoy, la reduflación, tiene lamentablemente una presencia creciente en España, pero también afecta de una forma, cada vez más significativa, a muchas regiones de Latinoamérica.

En España, la reduflación no es un tema nuevo, pero en los últimos meses, en razón de la inflación real que, en general, castiga a los alimentos (como ya lo he comentado en alguna otra oportunidad), esta práctica comercial está tomando “carta de naturaleza” en el penúltimo eslabón de la cadena alimentaria (es decir en el eslabón anterior al consumidor).

En términos económicos, la reduflación “clásica o cuantitativa”, que es, al menos en nuestro país, la habitual, se puede definir como el proceso de naturaleza comercial por el cual unas mercancías (en nuestro caso los alimentos), a la hora de llegar al consumidor, utilizando normalmente su tipo de envase de referencia, están menguados en tamaño o en cantidad, mientras que sus precios siguen siendo los mismos o, incluso, aumentan.

En este sentido me permito apoyar en esta oportunidad en “FACUA-Consumidores en Acción”, que es una Organización No Gubernamental (ONG) española, dedicada desde el año 1981 a la defensa de los derechos de los consumidores.  Así, FACUA-Consumidores en Acción, ha lanzado muy recientemente una advertencia acerca de esta práctica de la reduflación, demostrando que actualmente, en España, la llevan a cabo algunas empresas del sector de la alimentación.

En este sentido, la organización ha detectado 12 productos con reduflación entre los 507 precios analizados en un estudio donde se ha comparado la evolución de los precios en nueve cadenas de supermercados. Se trata pues de marcas que han reducido el tamaño del envase o el peso del producto y, además, han subido el precio de los mismos.

Así, citando unos pocos ejemplos, para poder hacernos una idea aproximada la magnitud de la mencionada reduflación en España, FACUA – consumidores en acción, ha detectado, en un supermercado, una mayonesa cuyo precio actualmente es un 78,9 por 100 más elevado que hace un año.

En  otra cadena de hipermercados su bandeja de costillas de cerdo a tacos ha pasado de tener un peso de 560 gramos en el año 2022 a tener uno de 550 gramos en este año 2023 y, además, es un 24,7 más más cara (de 3,15 a 3,93 euros). Si se tiene en cuenta que el año pasado estaba de oferta de este producto a 2,79 euros, la subida de la bandeja ha sido en realidad de un 40,8 por 100 (es decir, un 43,3 por 100 el kilo de costillas).

En la misma cadena la bandeja de alitas de pollo ha aumentado de precio en un 10,4 por 100 (pasando, en un año, de 2,49 a 2,75 euros); pero, paralelamente, la bandeja ha pasado de pesar 550 gramos a pesar 500 gramos. Quiere ello decir que si se valora el precio por kilo y no por envase, la subida se eleva hasta el 32,2 por 100 en el plazo de un año.

También, siempre según FACUA, se ha visto afectada en ella la bolsa de filetes de merluza. La misma ha mantenido prácticamente su precio (7,99 euros en 2022 y 8,00 euros en 2023), pero la mencionada bolsa ha pasado de tener 500 gramos a tener 400. En este caso, el incremento del precio por kilo ha sido del 25,1 por 100.

En mi opinión, los pocos ejemplos expuestos, detectados por la organización, reflejan bien la realidad de la mencionada práctica y esta “estrategia comercial”, buscando un mayor margen por unidad de producto, no es sino “pan para hoy y hambre para mañana”.

En efecto, el consumidor, más tarde o más temprano, se da cuenta de la aplicación de la mencionada reduflación y en nuestro entorno, donde la “fidelidad al canal” ha pasado a mejor vida, “castiga” al establecimiento que la practica eligiendo a otro proveedor (derivando, por ejemplo, hacia el E – Commerce).

Y es que, quiérase o no, una práctica de esta naturaleza, no suele ser, a medio plazo, ni eficiente, ni eficaz, desembocando finalmente en la tantas veces comentada reducción de los consumos y perjudicando, en último término y aquí quería llegar, a los agricultores y a los ganaderos.

Todo ello no es sino la consecuencia de entronizar el corto plazo…en detrimento del medio y del largo; lo dicho: pan para hoy y hambre para mañana; esto es.

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito

 

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