La avicultura de puesta; un sector que remonta

No cabe duda de que el subsector de la avicultura de puesta en España, especialmente la que genera los huevos de los tipos 2 y 3, ha experimentado un cambio importante, en lo que a su rentabilidad se refiere, en el curso de los últimos meses.

Al hablar del sector avícola puesta referenciado, hay que tener bien en cuanta que aproximadamente un 40 por 100 del mismo está sujeto al libre mercado, un 15 por 100 va al canal Horeca y mientras que el 45 por 100 restante está vinculado comercialmente, directa o indirectamente, a la distribución.

Si nos remontamos al primer semestre del pasado año 2022, el sector estuvo sumido en unas pérdidas significativas. La principal en razón de esta realidad tuvo dos claros componentes; por una parte el importante incremento de los costes de la alimentación (así, por ejemplo, comparando el coste del pienso para ponedoras de la semana 13 del año 2021 con la semana 13 del año 2022, el incremento superó claramente el 41 por 100) y unos precios al avicultor, en razón de la oferta existente, que daban lugar a unos terceros márgenes brutos claramente negativos.

No fue hasta verano del pasado año cuando, ante la disminución  de la oferta, los precios al productor empezaron a mejorar y las mencionadas subidas se consolidaron especialmente durante los dos últimos meses del año, noviembre y diciembre, lo que motivó una clara remontada económica del sector.

La realidad expuesta determinó que del orden de un 50 por 100 de nuestras granjas de ponedoras concluyera el ejercicio contable 2022, en base a una contabilidad analítica, con unos ligeros beneficios (del orden de un 5 – 7 por 100); un 25 por 100 cerrara el ejercicio sin pérdidas y otro 25 por 100 lo hiciera con algunas pérdidas (siempre en función de su eficiencia y eficacia productivas y comerciales).

El año 2023 ha empezado de forma económicamente positiva para este sector. Es verdad que los elevados costes se mantienen, pero los precios que perciben los avicultores siguen altos lo que genera, claramente beneficios (a título referencial, actualmente, el coste de una docena de huevos gramaje L puede estar alrededor de 1,35 – 1,40 euros y el avicultor percibe por ella del orden de 1,60 – 1,65 euros).

Pero no se minusvaloren aquí dos cuestiones clave cara al futuro.

Por una parte, estamos ante un mercado, el español, donde el consumo, expresado en Kg/persona y año, sigue bajando. Probablemente el consumo aparente en el año 2022 haya sido inferior a los 13,3 Kg/persona y año, aunque, cierto es, que el número de huevos/por persona y año sigue subiendo, pero los huevos que se consumen son cada vez de menor gramaje (el consumo actualmente se fundamenta en el huevo de gramaje M). Por otra parte, tenemos un nivel de autoabastecimiento que, en situaciones productivas normales, supera el 130 por 100 lo que condiciona económicamente al sector a las exportaciones.

En cuanto a las perspectivas 2023 pensamos que, hasta el mes de mayo, son positivas, pero a partir de entonces nos encontraremos (obviamente, si la gripe aviar nos respeta) con muchas gallina en producción y, consecuentemente, con un significativo aumento de la oferta.

Es verdad que en este futuro también va a influir de forma significativa, por una parte, cómo evolucione la influenza o gripe aviar en la Unión Europea y en el Mundo (y no se olvide que algunas cepas de la influenza aviar altamente patógena tienen la capacidad de infectar a los seres humanos, representando una amenaza para la salud pública) y, por otra parte, va a ser muy importante el cómo evolucionen nuestras exportaciones, con los Estados Unidos de América en el horizonte.

Por otra parte, no me cabe duda de que se mantendrá la incertidumbre en razón de la situación geopolítica lo que hace muy difícil hacer previsiones de cómo evolucionarán los costes a lo largo del presente año 2023, aunque todo apunta a que los mismos subirán.

En definitiva, los próximos meses se avecinan complicados y, en ellos, será clave las capacidades de nuestras granjas de ponedoras para optimizar sus costes de producción y para gestionar adecuadamente las incertidumbres que se avecinan.

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito

 

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