El clima como determinante de la economía (II)

Si como avanzábamos en la primera parte de nuestro artículo miramos más atrás en el tiempo, entre el año 1950 y 1970, se puede comprobar que tuvimos solo 5 eventos niña, un clima muy favorable que evidentemente el país no supo capitalizar.

Sobre 25 eventos niña un total de 7 se dieron en los últimos 13 años, algo que no se observa en el resto de la serie histórica que parte desde el año 1950 a la fecha.

Los mayores impactos de la sequía se dejaron notar en el año 2018 bajo la presidencia de Mauricio Macri y los 3 eventos niña consecutivos que vivimos en la actual coyuntura.

Evidentemente hay una correlación entre el clima, la economía y la política. Si seguimos dicha correlación estaríamos en la presencia de un cambio político de magnitud para las próximas elecciones presidenciales en el año 2023, y la salida de esta crisis sería muy lenta como ocurrió cuando las sucesiones de estos eventos impactaron en el país.

Es decir, nos llevará, como mínimo, dos años recuperarnos, siempre y cuando las condiciones climáticas de sequía no se repitan.

Como conclusión a todo lo expuesto hasta aquí: Argentina es dependiente de las exportaciones agropecuarias. Éstas le aseguran un flujo de dólares que le permite al país tener fluidas importaciones, ingresos fiscales importantes a través de los derechos de exportación y otros impuestos, y un crecimiento de la actividad económica en general.

Esta correlación de clima y evolución del PBI deja a las claras que con buen clima los gobiernos tienen más chances de ser exitosos y con mal clima, como el caso de Fernando De la Rúa, hay malas perspectivas.

Las sucesiones de años niña dejan al mercado muy frágil en materia financiera y económica, con lo cual la recuperación podría darse en dos campañas, no hay una salida inmediata de la crisis.

Los eventos climáticos niña traen como consecuencia unos cambios políticos y económicos muy importantes para el país, no estamos exentos de que ello ocurra en esta oportunidad.

El clima es determinante en la economía agropecuaria y la evolución de las cosechas determina la continuidad o caducidad de los ciclos políticos.

El próximo presidente debería, como primera medida, asegurar la campaña agrícola, ya que un revés climático podría terminar con su carrera política. Casi que el seguro agrícola debería ser un seguro de continuidad política para el presidente. A pesar de que la correlación sea tan clara, clima, economía y política, los políticos que llegan a la presidencia nunca se ocupan de este tema, soslayan los problemas climáticos y la importancia del campo en la economía y política.

Para los próximos años se espera un crecimiento de las exportaciones energéticas y mineras, sin embargo, en el mientras tanto, seguirán siendo predominantes las exportaciones agrícolas, ojalá esta nota sirva de reflexión a la clase política para poder generar acciones que le permitan al sector tener un seguro climático que le quite volatilidad a la economía del empresario agropecuario.

Muchas veces políticos desinformados presionan al campo con más impuestos, pero no ven que sus ventas están atadas a variables incontrolables como el clima, en los últimos 13 años, en 7 los eventos niña generaron merma de ventas que hicieron irreparable la ecuación económica.

La sucesión de 3 años niña merece que el gobierno ayude con planes financieros que le permitan al hombre de campo reestructurar pasivos para las próximas campañas, tener la posibilidad de revancha y que le permitan el país tener cosechas récord que impulsen el crecimiento.

 

 

 

 

Salvador di Stefano |
Analista de economía y negocios

 

 

 

 

 

Leonardo Debenedictis
Meteorólogo

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