Quien siembra vientos…recoge tempestades

Hay veces que se me hace muy difícil redactar una nota, un escrito, un artículo, cuando las dos neuronas que me quedan andan absolutamente “rebotadas” (léase cabreadas, con perdón) y es que cuando se siembran vientos…se recogen tempestades; en este caso en el sector de la industria cárnica española, como se podrá constatar en los párrafos que siguen.

Actualmente España, en el ámbito del sector pecuario, es un gran exportador. Así, por ejemplo, en el pasado año 2021 nuestras exportaciones cárnicas alcanzaron la cifra de casi 9.000 millones de euros y la de elaborados cárnicos de 1.400 millones.

Consecuentemente y no hace falta haber hecho un doctorado en la Universidad de Oxford o en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), dos de las consideradas mejores universidades del Mundo, para tener claro que el bien hacer y la imagen impoluta de la industria cárnica español son, en este contexto exportador, absolutamente fundamentales. 

Pues bien, llevo tiempo denunciando reiteradamente y no soy el único obviamente, que existen establecimientos, en el marco de la industria cárnica española, que están inmersos en el pantano de los mediocres y actúan de una manera absolutamente inadmisible e irresponsable.

Y lo han estado haciendo, en mi opinión, al menos hasta el presente, en convivencia con la pasividad de las autoridades pertinentes (empezando por el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación, MAPA) y de la propia Asociación Nacional de Industrias de la Carne (ANICE).

Bien es verdad,  que todos se han acordado finalmente de Santa Bárbara cuando ha vuelto a tronar y se han empezado a tomar algunas medidas, tal vez pocas y tardías (aunque bien es cierto, que “vale más tarde que nunca”) y, obviamente, hasta el presente, nadie ha dimitido, estamos en España, claro.

Muy lamentablemente, en nuestra España de hoy, no aprendemos o no queremos aprender. Permítanme recordar  aquí, por ejemplo, lo que sucedió, hace unos meses, cuándo un grupo de inspectores chinos vino a España para efectuar un control de los protocolos de actuación en el ámbito del Ibérico con el fin de autorizar la exportación de sus productos a China. Resultado: encontraron que no se cumplían los mínimos normativos exigidos por las autoridades chinas y no abrieron las puertas a estas exportaciones.

No fue algo excepcional; ahora, hace un par de meses,  nos han vuelto a poner la cara colorada. En este caso han sido un grupo de inspectores de Corea del Sur y otro de México, al que voy a tomar aquí como referencia.

El grupo de inspectores mexicanos del Senasica (Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad de México) realizó una inspección, in situ, de una muestra representativa de los 342 establecimientos españoles que estaban habilitados para exportar productos cárnicos a aquel país. En la gran mayoría de los 24 establecimientos inspeccionados no se estaban haciendo los procesos, ni de lejos, como deberían de hacerse (solo 2 establecimientos salieron incólumes de la inspección).

En efecto, en muchos ellos, se detectaron, entre otras, importantes deficiencias en la aplicación de las buenas prácticas y en el mantenimiento de las instalaciones; tampoco se cumplían adecuadamente las medidas de tratamiento y de almacenamiento de las carnes, de las inspecciones ante – mortem y post – mortem, de la limpieza de las plantas, de la desinfección de los utensilios utilizados, de las normas higiénico – sanitarias (como la propia ANICE admitió), de las normas de bienestar animal, etc.

Además, los inspectores detectaron paralelamente errores de bulto tales como, por ejemplo, unas inspecciones oficiales laxas o inexistentes, un desinterés y un incorrecto procedimiento de rellenado de los informes preceptivos, una falta de análisis para detectar infecciones y, en algunos casos, una ausencia incomprensible e inadmisible  de los veterinarios oficiales.

Naturalmente y como no podía ser de otra manera, todo este nuevo desaguisado ha salido a la luz pública  poniendo a nuestra industria cárnica a los “pies de los caballos”. Es el caso, por ejemplo, de la Revista Vértigo, donde se puede leer un extenso y bien estructurado artículo, no exento, esto sí, de un cierto toque de “amarillismo” muy periodístico, titulado “Fallos y Falta de Higiene en productos cárnicos de España”.

Esta realidad, no nos engañemos, puede llegar a comportar que paguen “justos por pecadores” y acabe viéndose significativamente perjudicando el sector pecuario español y, por ende, el propio País.

Concluyendo: lo expuesto en los párrafos anteriores tal vez pueda constituir un ejemplo más de la deriva hacía la mediocridad en que está inmersa España como consecuencia del ya comentado déficit de líderes de fuste, especialmente en el ámbito público aunque también, por desgracia, en el privado.

Aplicando aquí lo que manifestó, con razón, hace ahora unos 15 meses, don Ronald Koeman, siendo entrenador del C.F. Barcelona: “es dificilísimo de aceptar, pero esto es lo que hay” o como diría, unos meses más tarde, don Xavi Hernández, actual entrenador del mismo equipo: “esta es la realidad”.

Y es que, damas y caballeros, “no hay más cera que la que arde”.

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.

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