Insectos para ganadería y el gusano de la harina
La agenda 2030 de la FAO tiene entre sus muchos objetivos el de trabajar hacia la sostenibilidad medioambiental de distintos procesos industriales.
Con esto en mente, uno de los pasos adelante que se ha dado ha sido la de legalizar el empleo de algunas especies de insectos con fines ganaderos, autorizándolos primero para sectores como el de la acuicultura o la peletería, y más recientemente, también para otros como las ganaderías de aves y cerdos. Una de estas especies autorizadas ha sido el gusano de la harina (Tenebrio molitor), una especie de escarabajo más conocida por su etapa larvaria.
De una parte, los insectos terrestres en general muestran un gran potencial con vistas a futuro debido a sus excepcionales índices de crecimiento (es decir, que engordan casi tanto como comen), a sus rápidos ciclos de producción (pudiendo a veces darse ciclos de menos de un mes, dependiendo de la especie y las condiciones ambientales) y a su gran adaptabilidad a la hora de alimentarse.
De una forma más particular, el gusano de la harina es una especie muy estudiada con una proteína de alto valor biológico y con unos elevados niveles de grasa que, según para qué formulaciones alimentarias, pueden permitir la reducción de otros ingredientes.
En algunos casos esto último puede llegar a convertirse en una desventaja, ya que su composición natural es muy baja en ácidos grasos de la serie omega-3, una característica que ya está siendo abordada por muchos investigadores con vistas a su empleo en la alimentación de peces. De otra parte, esto podría convertirse en una ventaja más para otras especies de destino, ya que su composición natural sí que es muy rica en ácido grasos como el oleico, componente más deseable en un correcto engorde de, por ejemplo, el ganado porcino.
En otro sentido, y con vistas a un posible futuro, los insectos presentan otra capacidad más que es la de alimentarse de residuos, haciendo factible e incluso rentable su reciclaje.
La legislación vigente tan solo permite el engorde de insectos con alimentos autorizados muy concretos (típicamente, ingredientes vegetales) si dichos insectos van a terminar siendo usados en la cadena alimentaria del ser humano.
Sin embargo, tanto si algún día llegase a desarrollarse algún procedimiento con el que introducir insectos alimentados con residuos sin riesgos para la cadena alimentaria, como si se diese otro uso diferente a estos insectos (por ejemplo, producción de fertilizantes), podrían darse casos en los que utilizarlos con fines “accesorios” a otro tipo de explotaciones.
El caso más obvio sería el de la mosca soldado negra (Hermetia illucens), conocida por ser capaz de consumir, desecar y reducir la carga microbiana de residuos orgánicos, incluyendo los ganaderos.
Volviendo al caso del gusano de la harina, se ha demostrado su capacidad para ingerir y procesar pequeñas cantidades de poliestireno extruido, algo que sin lugar a dudas sonará prometedor para cualquiera que sepa algo sobre la problemática actual con respecto al empleo masivo de plásticos y la creación de conciencia para reducir este empleo.
Lo anteriormente mencionado son solo algunos ejemplos de la posible aplicabilidad de estas especies en la industria y en el campo, ya que no deja de ser un novedoso y desconocido tipo de ganadería cuyo desarrollo está aún en etapas muy tempranas.
Federico Melenchón Ramírez
Ldo. en Veterinaria.
Centro de Investigación en Acuicultura-ITACYL
melranfe@itacyl.es
Ana María Larrán García
Lda. En Veterinaria
Centro de Investigación en Acuicultura-ITACYL
largaran@itacyl.es
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