Piroplasmosis equina (I)

La piroplasmosis equina es una enfermedad que afecta a los équidos. Está causada por parásitos protozoarios que invaden principalmente los eritrocitos, produciendo finalmente su lisis. Es una enfermedad propia de zonas tropicales y subtropicales y solo es enzootica en aquellos lugares en los que el vector (la garrapata) puede sobrevivir durante el invierno.

Su distribución es mundial y coincide con la presencia o no de sus vectores. La enfermedad es endémica en el continente africano, centro y sur América, Portugal, España, Francia e Italia entre otros con una prevalencia de hasta el 80 por 100. En EEUU, Australia, Japón, Gran Bretaña, Alemania y los Países escandinavos la aparición es esporádica y suele deberse a la importación de animales infectados.

En el sur de España y Portugal, la prevalencia es muy alta, algunos autores la sitúan en torno al 65por 100.

La piroplasmosis se transfiere a través de garrapatas del género Dermatocentor: Rhipicephalus sanguineus (Fig.1) y Dermacentor marginatus(, y está causada por dos agentes:

Babesia caballi, con transmisión transovárica.

Theileria equi, de transmisión transestadial. Produce enfermedad de mayor gravedad.

La transmisión de T. equi y B. caballi también puede ocurrir de forma iatrogénica directamente entre caballos infectados y sanos (al compartir agujas, transfusión de sangre, equipo dental,..).

Fig.1. Garrapata

Tres son las formas de curso de la enfermedad:

-Hiperaguda: muerte en 2-3 días.

-Aguda y subaguda signos clínicos de anemia hemolítica e infección.

-Crónica: si sobrevive a la forma aguda se torna portador, muchas veces asintomático.

Los casos agudos se caracterizan por fiebre que suele superar los 40°C, anorexia, apatía, elevación del pulso y de la actividad respiratoria y mucosas congestivas. En los casos subagudos los signos clínicos son similares.

Además, los animales afectados muestran pérdida de peso, y la fiebre es a veces intermitente. Las mucosas pueden estar pálidas o puede haber ictericia. También pueden aparecer petequias y/o equimosis. Los movimientos normales del intestino pueden estar ligeramente reducidos y los animales pueden mostrar signos de un cólico leve. A veces puede haber edema de las partes más distales, incluso ataxia y alteraciones motoras.

Los casos crónicos presentan signos clínicos inespecíficos como inapetencia ligera, depresión y un descenso de masa corporal. En el examen rectal el bazo se detecta normalmente agrandado. Estos animales se tornan en portadores asintomáticos, pudiendo desarrollar la enfermedad bajo situaciones de estrés o inmunosupresión.

También presenta esta enfermedad alteraciones laboratoriales, que conviene conocer:

  • Hemograma: anemia hemolítica en un principio normocítica y normocrómica, leucopenia con linfopenia transitorias, monocitosis, eosinopenia y trombocitopenia.
  • Bioquímica: hiperbilirrubinemia, (y posible aumento de urea y creatinina, elevación de las transaminasas e hipoproteinemia, según el grado de afección hepático y renal).
  • Urianálisis: bilirrubinuria, hemoglobinuria, (posible proteinuria).

Como se podrá constatar en la segunda parte de este artículo esta enfermedad y con independencia de que, como ya se ha comentado, la piroplasmosis es una de las enfermedades más comunes en los caballos y que puede afectar a todos los équidos, siendo una enfermedad parasitaria transmitida por las mordeduras de las garrapatas, tiene una importancia comercial relevante.

 

 

 

 

Dra. Rosana Domingo Ortiz, PhD, Cert. Esp. Ceq
Dpto. Medicina y Cirugía Animal
Facultad de Veterinaria CEU Cardenal Herrera

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