La raza Duroc y el «mundo» del porcino ibérico
Recuerdo aquí y ahora que, hace ya un montón años, dicté en Cuba, en el seno de un seminario sobre el Cerdo Criollo, organizado por el Instituto de Investigaciones Porcinas (IIP) de aquel país, un par de charlas sobre el Porcino Ibérico y también acerca del protagonismo que desde hacía 50 años iba adquiriendo el cerdo Duroc, en España, en el ámbito del “mundo del porcino Ibérico”.
Y, en este contexto, asistí hace unos días, como oyente interesado, a una muy interesante Jornada Técnica que celebró la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Porcino Selecto (ANPS), en el marco de la Feria Internacional Ganadera (FIG) de Zafra.
En ella, el Profesor Guillermo Ramis Vidal de la Universidad de Murcia desarrolló una brillante ponencia sobre “los requerimientos morfológicos y zootécnicos del verraco Duroc para su cruce con la cerda Ibérica’.
Como es bien sabido, la raza Duroc es la única raza no ibérica autorizada para que sus machos cubran a las hembras de raza ibérica. Estos verracos de raza Duroc deben de estar inscritos en el Libro Genealógico de la raza, lo que les exige cumplir con una serie de parámetros, garantes de su pureza genética.
Y precisamente es la mencionada Asociación Nacional de Criadores de Ganado Porcino Selecto (ANPS) la encargada de gestionar el Libro Genealógico de la raza Duroc. La ANPS tiene acreditadas, en la actualidad, a tres ganaderías para producir verracos Duros con potencialidad para ser inscritos en el Libro Genealógico. Una ganadería es pública, el Censyra (Centro Selección y Reproducción Animal, dependiente de la Junta), y las otras dos son privadas (Grupo Solano y Joselito).
Pero, paralelamente, hay que significar que hay una excepción a lo expuesto; excepción que surgió, en su dia, por la petición realizada desde Extremadura al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), para poder seguir utilizando, hasta que finalice su vida reproductiva útil, a los verracos Duroc “antiguos”, los denominados coloquialmente “los del Censyra” (actualmente todavía, en Extremadura, puede haber en servicio un número significativo de machos Duros “antiguos”, que no están inscritos en el Libro genealógico de la raza).
Es preciso tener en cuenta, para contextualizar adecuadamente toda esta cuestión, que, según los datos actualmente disponibles, alrededor de un 85 por 100 de las cerdas Ibéricas son cubiertas por verracos Duroc.
La razón fundamental de este hecho es económica dado que los cruces, la F1 (p, en su caso la F2), aportan, respecto del Iberio puro, una mejora significativa en los índices técnicos, pero también algunas características organolépticas que son muy apreciadas en los animales cruzados de cebo en campo y de cebo (más infiltración grasa y carne más sabrosa).
En la mencionada reunión de Zafra puede constatar la complejidad existente a la hora de intentar establecer, como pretende la ANPS, una homogeneidad morfológica y zootécnica, en los verracos Duroc a utilizar con las cerdas Ibéricas.
Deduzco, de acuerdo con lo que se trató y de mis posteriores conversaciones con algún ganadero implicado, que la base del problema reside realmente en la heterogeneidad de las cerdas Ibéricas de los distintos rebaños.
Por esta razón cada ganadero tiene “sus cerdas Ibéricas”, con su tipología particular, y, consecuentemente, tiene sus propias ideas acerca de cómo debe ser el verraco Duroc ideal que le conviene utilizar en su ganadería.
Es, sin duda, una situación muy compleja que, en cierto modo, me recuerda al “mundo del Toro de Lidia”, dónde cada ganadero tiene su “filosofía pecuaria propia en lo que atañe a su ganadería” y, desde luego, la realidad existente, en lo que a las cerdas Ibéricas se refiere, genera una gran presión mediática a la ANPS en lo que atañe al objetivo de homogenización de los verracos Duroc, que no deja de ser, técnicamente hablando, acertado.
Y es que aquí también sucede, como dice aquel viejo adagio, que: “cada maestrillo (cada ganadero) tiene su librillo” y así, obviamente, no es nada fácil, ni sencillo, sino todo lo contrario encontrar un “punto de encuentro” que satisfaga a todos.
Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
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