La Unión Europea y las importaciones que favorezcan la deforestación
El Parlamento Europeo acordó la semana pasadas defender una nueva legislación para que las empresas verifiquen que muchos productos que se venden en la Unión Europea (U.E.) no se han producido en terrenos deforestados o degradados, e instará además a que se amplíe el rango de bienes sujetos a esta vigilancia para incluir también carnes o productos de papel.
Según ha informado la agencia EFE, con 453 votos a favor, 57 en contra y 123 abstenciones, la Eurocámara fijó su posición para la próxima negociación con los países de la Unión Europea sobre este nuevo reglamento que busca, explicó el Parlamento, «garantizar a los consumidores que los productos que compran no contribuyen a la destrucción de los bosques».
La Comisión, que lanzó su propuesta en marzo de este año, planteaba incluir en la lista de productos afectados al aceite de palma, la carne de vacuno, la soja, el café, el cacao y la madera y algunos de sus productos derivados, por ejemplo el cuero, el chocolate o los muebles, identificados en un estudio de impacto como los que más contribuyen a la deforestación.
Los eurodiputados instan a añadir a la lista la carne de cerdo, oveja y cabra, las aves de corral, el maíz y el caucho, así como el carbón vegetal y los productos de papel impreso, y reducen en un año la fecha a partir de la cual los productos de zonas deforestadas quedarían excluidos del mercado europeo.
La Eurocámara plantea también que la labor de verificación de las empresas se extienda a que los productos que comercializan en Europa se producen respetando los derechos humanos y los de los pueblos indígenas.
La idea, apunta la Eurocámara, es no prohibir países o mercancías específicas, sino usar «herramientas de seguimiento por satélite, auditorías sobre el terreno, capacitación de los proveedores o pruebas isotópicas para comprobar la procedencia de los productos».
En un comunicado, Greenpeace aplaudió que el Parlamento abogue por definiciones más potentes de los terrenos deforestados y degradados, que permitirán proteger a un rango más amplio de zonas forestales -al contrario de lo que defiende el Consejo-, y por ampliar la lista de productos impactados por la legislación.
Ambas instituciones colegisladoras europeas están ya listas para negociar y comenzarán las conversaciones a tres junto a la Comisión Europea en las próximas semanas para pactar el texto definitivo de la normativa.
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