Bienestar animal y crisis generalizada

El bienestar animal ha venido para quedarse, a pesar de las cosas que se están haciendo y diciendo, aunque sea usando el nombre del Bienestar Animal en vano, como esa Ley que se va a debatir en el Parlamento, que ni es de Bienestar, se trata de registros y regulaciones, ni es animal, solo se ocupa de una parte de las mascotas, concretamente de los perros, y respecto a lo de Ley lo dejamos para los expertos del derecho, al fin y al cabo, el papel aguanta lo que le echen. Pero, ciertamente, los términos Bienestar y Animal continúan siendo un buen atractivo para muchas iniciativas.

Titulamos esta columna Bienestar animal y Crisis Generalizada, porque en estas circunstancias en las cuales el mundo occidental está siendo zarandeado por un conjunto de amenazas que han pasado a realidades y que afectan profundamente nuestro bienestar, el humano, también puede afectar al bienestar animal.

Ya es un tópico que las normas y regulaciones europeas en materia de bienestar animal son las más elevadas del planeta, a pesar de eso hay grupos que continúan tensando la cuerda para incrementar los niveles exigibles al bienestar de los animales y pueden llegar a cuestionar la rentabilidad en las granjas, en el transporte y en las industrias de procesado, mataderos e industrias cárnicas. La última ha sido la implantación de cámaras de televisión en los mataderos.

Nada que objetar a la transparencia de las operaciones y del modo de trabajo de estas industrias, pero no hay otros sectores con el mismo nivel de transparencia. Además, esto no va a detener las exigencias de dichos grupos, con cierto eco en el algunos medios, cuyo fin último es, no el bienestar de los animales, sino la prohibición del uso de los animales para cualquier finalidad que implique una utilidad para los seres humanos bien sea la alimentación, el trabajo, la obtención de fibras o cueros. Nada que no sea el retozo libre de los animales en la “arcadia” feliz que supuestamente pretenden esos supuestos defensores de los animales.

El nivel del bienestar de los animales en las granjas europeas es elevado, eso es un hecho incontestable, una realidad que ha sido asumida por los sectores ganaderos españoles a través de un público “Compromiso de Bienestar animal”, real, contrastable y fiable firmado por las interprofesionales ganaderas españolas.

Un compromiso contrastado y verificado por protocolos elaborados en España, para la ganadería española y acreditados los mencionados protocolos por la única entidad con competencia para ello, la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC).

No se han importado criterios externos inadecuados a la realidad de la ganadería que se realiza en España, una ganadería protagonizada por profesionales con un bagaje centenario. Si se analizan los escritos de Columela podemos encontrar muchos elementos todavía presentes en la ganadería que se practica hoy día en algunos sectores de la vieja Hispania.

Volviendo al principio, las crisis que ya nos están golpeando pueden afectar negativamente el nivel de bienestar de los animales, el de las personas ya está siendo afectado. Esperemos que, a pesar de la gravedad de los factores que están actuando, sea lo más pasajero posible y que la afectación sea menor tanto para las personas como para los animales.

 

 

 

 

 

Dr. Miguel Ángel Aparicio Tovar
Profesor Facultad de Veterinaria
Universidad de Extremadura
Sociedad Española de Protección y Bienestar Animal

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