La colza, el girasol y la Unión Europea

Siempre me he considerado un “europeísta” y así lo he manifestado reiteradamente a lo largo de estos últimos decenios, pero hay momentos y circunstancias en las que he de hacer un verdadero Acto de FE, para seguir creyendo en la Unión Europea (ahora U.E. – 27) y en unos futuros Estados Unidos de Europa.

Y es precisamente en estos momentos y circunstancias cuando entiendo por qué en otras regiones del Mundo ponen en duda la eficiencia y la eficacia globales, en tiempo y formas, de la labor legislativa que emana de Bruselas y la razón de ser de la U.E.

Y en éstas estamos, una vez más. Es cierto, que el tema que voy a tratar se puede considerar “con la que está cayendo”, como un “tema menor”, pero, entiendo, que no deja de tener su trascendencia, tanto directa como indirecta.

Así, hace un par de días el señor Secretario General de Agricultura y Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación  (MAPA), don Fernando Miranda, anunciaba que la Comisión Europea había suprimido, sin previo aviso, (obviamente, como debe ser) las hasta ahora ayudas directas asociadas a las producciones de girasol y de colza (ayudas que tenían un antigüedad de casi dos décadas).

La razón es que la Comisión Europea (CE) pasa a considerar que estos dos  cultivos no son proteaginosas (que tienen una bolsa del 2 por 100 del presupuesto de la Unión) y, por lo tanto, pasan a otro capítulo, en lo que a las ayudas se refiere. Habrá que ver ahora cómo se resuelve este nuevo jeroglífico en el capítulo de las mencionadas ayudas.

En estos últimos años, la ayuda, asociada a estas oleaginosas, fue de unos 40 euros la hectárea con un límite máximo de 50 ha/explotación. En algunos informes previos, relativos la nueva PAC (2023 – 2027), se hablaba de aumentar estas ayudas y eliminar la limitación de superficie. Evidentemente, nada de esto, visto lo visto, va a acontecer y, consecuentemente, se van a ver afectadas tanto la agricultura como subsidiariamente la ganadería.

Como es bien sabido se trata de dos cultivos con una enorme importancia actual, por ser probablemente la alternativa más adecuada, para intentar paliar la problemática en lo que se refiere al abastecimiento general del cereal generada por la invasión rusa de Ucrania.

Como ya lo he referido en alguna otra oportunidad España (al igual que la U.E.) es muy deficitaria en lo que se refiere a la producción de proteína vegetal. En este contexto se están intentando articular estrategias para incrementar la producción de estos cultivos de proteaginosas y oleaginosas y, obviamente, las ayudas asociadas son de gran importancia para los agricultores que se dedican a los mismos.

En definitiva la eliminación de las referidas ayudas directas a la colza y al girasol va a afectar, en España,  de una forma muy notable a un número significativo de las casi 750.000 ha dedicadas la pasada campaña a estos dos  cultivos.

En este contexto, se van a ver especialmente afectadas  las Comunidades Autónomas (CC.AA.)  de Castilla y León, Andalucía y Castilla La Mancha.

No se olvide aquí que España ha importado anualmente de Ucrania (que era el primer productor mundial de semillas, harinas y aceite de girasol) casi 3 millones de toneladas por un valor del orden de los 460 millones de euros. Nuestra dependencia de Ucrania era del 31 por 100 en las tortas de aceites vegetales, del 18 por 100 en el trigo, del 16 por 100 en leguminosas grano y nada menos que del 70 por 100 en el aceite de girasol.

Con independencia de que la decisión de la CE pueda ser agronómicamente correcta lo cierto es que resulta, en estos momentos tan críticos para la agricultura y también para la ganadería, absolutamente inoportuna y, desde luego, me parece muy pertinente, ante la nueva situación creada, que, en el seno del Plan Proteico Nacional,  se contemple seriamente arbitrar una adecuada ayuda directa a estos cultivos, en aras a su valor estratégico actual.

Concluyendo, que tomen buena nota de lo acontecido otras regiones del Mundo, porque, desde mi punto de vista, la comentada decisión de la Comisión Europea hace realmente honor a aquel viejo dicho de que “siempre llueve sobre mojado”.

Lamentable, pero cierto.

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.

 

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