La ganadería vs. una sociedad desnortada
Tengo que reconocer que cada día se me hace más “cuesta arriba” impartir docencia, sobre todo cuando la clase discente está conformada, como es el caso al que estoy haciendo referencia aquí, por personas adultas, directivos de mayor o menor rango, donde se pone regularmente en evidencia que, al menos en un porcentaje significativo de las mismas, andan totalmente desnortadas, en lo que se refiere a la producción de proteína animal.
Cierto es que ellas sólo son un reflejo de una sociedad, en general la sociedad de la Unión Europea, que también anda desnortada, negativamente desnortada (entendido aquí como desnortada la pérdida de la dirección o el rumbo que debería llevar). Y ello es especialmente evidente cuando se focaliza en la producción animal; especialmente en la que responde a modelos de producción intensivos.
Uno de los alumnos, oriundo de León, expuso en clase, en este último fin de semana, su posición abierta y negativamente crítica respecto a la posible ubicación de una granja con capacidad para cebar 124.000 pollos en la localidad de Santovenia de la Valdoencina (un municipio de la provincia de León, en la comunidad autónoma de Castilla y León y con una población de unas 2.000 personas). La ubicación concreta sería en el denominado camino del Perdigón cercano a Villanueva del Carnero localidad con muy pocos habitantes y perteneciente al mencionado municipio de Santovenia de Valdoencina. Una zona, sin duda, muy necesitada de inversiones y con una muy baja carga poblacional (ejemplo evidente de la España Vaciada).
Obviamente, a este proyecto le acusan los de siempre de estar concebido únicamente para crear una mal llamada Macrogranja (recuerden: las macrogranjas no existen) proclive a generar todo tipo problemas; increíble, pero cierto.
La posición del mencionado alumno, manifiestamente emocional pero carente de argumentos técnicos reales (es abogado, un prestigioso abogado, pero no creo haya visto una granja de pollos en su vida), coincide, claro está, con la de los ecologistas de la provincia y con la de la organización local de Izquierda Unida León.
La señora coordinadora local de esta formación política, cuya base técnica en este ámbito, de acuerdo con sus manifestaciones, deja mucho que desear, se ha permito afirmar, ni más ni menos, que se trataría de una granja (de una macrogranja, para ser más exactos) que provocaría ruidos, malos olores, contaminación del suelo, contaminación de los acuíferos, deterioraría irreversiblemente el entorno y, consecuentemente, generaría emigración. Casi nada.
Esta sociedad desnortada ha pasado de considerar un hecho de esta naturaleza, un proyecto, sin duda, modélico técnicamente hablando, como una importante y positiva inversión, a considerarlo como una futura desgracia para la zona, que conviene evitar a toda costa.
En estos casos la principal consecuencia que se suele generar y que, en general, no tiene solución (lo sé, porque, en estos casos, lo sufro con frecuencia en mis propias carnes) es que estas personas, inicialmente posiblemente bien intencionadas, se “enrocan” en la sinrazón, en la ignorancia, en las emociones y en la irracionalidad.
Por esta razón, por mucho que les intentes explicar cómo son realmente estas granjas en la actualidad (verdaderas obras de arte de la ingeniería) se niegan a incorporar a su acervo intelectual esta información, estos conocimientos, negándose a aceptar la realidad. Estas personas son, en general, un claro ejemplo de aquel viejo adagio que hace mención “al atrevimiento de la ignorancia”.
Ante esta situación, generada por el tantas veces mencionado desnorte, entiendo, justifica plenamente el hecho de que, en prácticamente todas mis intervenciones públicas en LATAM y en otras partes del Mundo, insista, una y otra vez, en que no todo lo que acontece en el “mundo agrario”, y muy especialmente en el “mundo pecuario” de la Unión Europea (U.E. – 27), es positivo y admirable.
Esta realidad debe obligar a las otras regiones del Mundo a analizar con un espíritu muy crítico, siempre bajo un prisma técnico, lo que va aconteciendo en la U.E. – 27 y así se podrán constatar que hay una serie de hechos y de realidades, que nunca deben ser imitados y/o copiados.
Por desgracia cada vez más, en nuestra Unión Europea, la posición de la sociedad respecto a una ganadería que no deja de ser, en términos generales, ejemplar y ejemplarizante, está dejando de ser el espejo dónde valía la pena mirarse. Lamentablemente hay demasiados desnortados en nuestra sociedad.
Realmente muy, muy triste, pero totalmente cierto.
Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
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