Diferencia entre Control de Consanguinidad  y un Plan de Mejora Genética (II)

 

Entrando en materia, sabemos que en los últimos años hay un acumulo de consanguinidad notable y pronunciado en la población mundial de vacas Holstein. Esto nos hace plantear: ¿Tenemos que ir a consanguinidades altas o es peligroso?

En primer lugar, destacar que para la creación de una raza es necesario un cierto grado de consanguinidad, pero hay que tener claros varios aspectos antes de postularnos si debemos subirla, mantenerla o bajarla. Hay que ser prudentes ya que no conocemos todos los efectos de cada secuencia del genoma y los genetistas nos llaman a ser conservadores, así que de momento lo recomendable es controlarla. Lo que sí está claro y me gustaría enfatizar es la diferencia entre la valoración de la consanguinidad por pedigrí o acoplamientos calculados en base a pocas generaciones, respecto a un programa de mejora genética completo, ya que aquí, sí que tenemos a ganar.

Hasta hace poco una de las pocas herramientas de control de genes homocigotos indeseados que disponíamos era el cálculo de la Consanguinidad, pero con los recursos y conocimientos actuales ya no es un buen indicador por sí solo. A nivel práctico la Consanguinidad nos sirve para valorar la probabilidad de que en un loci (gen) determinado en la ternera futura tenga los dos alelos idénticos (homocigosis) por descendencia. Así que a la Consanguinidad le da igual que el animal resultante de un emparejamiento tenga características favorables o desfavorables. En un cruce donde los alelos de la Beta Caseína sean homocigotos, sea A1A1 o A2A2 para la consanguinidad será lo mismo.  A nivel práctico no es lo mismo y aquí aparece una de las muchas ventajas que nos aporta la genómica y los planes de mejora genética.

Mediante el uso de la genómica podemos controlar los genes/secuencias indeseadas, y en combinación con programas de acoplamientos podemos filtrar ciertas áreas del genoma. Un ejemplo sería la Beta Caseína, pero tenemos otros importantes como los conocidos Haplotipos. A estos genes/secuencias les aplicamos un filtro al hacer un acoplamiento, con este, podemos evitar cruces entre animales portadores. Esto es un mecanismo muy eficiente de control de la consanguinidad no deseada. Es crucial ya que podremos focalizar la consanguinidad en los caracteres productivos de interés y aquí está la gran diferencia.

No es lo mismo un animal con un 10% de consanguinidad dentro un plan de mejora genética completo, controlado mediante genealogía, genotipado y usando un programa de acoplamientos severo, que un 10% de consanguinidad que viene simplemente de la genealogía, en muchos casos una genealogía que controla solo las ultimas 3 generaciones.

Es importante remarcar que en un animal resultante del cruce de dos progenitores A1A2, su coeficiente de consanguinidad para este loci será igual obtengamos un animal A1A1 o uno A2A2, ya que los dos serian homocigotos por este gen.

Evidentemente es mejor llevar el control de la consanguinidad de una manera simple que no hacer nada, pero a día de hoy ya tenemos herramientas potentes para ir más allá.

La inseminación artificial también tuvo sus detractores, pero a día de hoy nadie duda de su gran contribución en la mejora genética de las ganaderías. Las nuevas técnicas necesitan un tiempo para implantarse en el sector, pero aplicarlas precozmente te da ventaja sobre el resto.

Jordi Galian Torras

VETCLUSTERING
Veterinario Asesor independiente
Miembro del equipo para el asesoramiento genético de FEFRIC
Técnico habilitado por CONAFE

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *