Conclusiones del mes de enero del Observatorio AGROPOL

De acuerdo con el Boletín Informativo de AGROPOL de este mes de enero, las subidas de precio, percibidas por los ganaderos de vacuno de leche, no compensan los incrementos de los costes que están teniendo que afrontar.

Así, mientras en Europa sube precios en España sólo hay ligeros retoques. Esta es la principal de las conclusiones del Observatorio Agaprol del mes de enero de 2022. El precio real pagado a los ganaderos españoles según el índice FEGA ha subido desde 35,3 hasta 36,2 euros por cada cien litro el último mes. Ese dato positivo, sin embargo, para enmarcarlo en la relatividad, habría que compararlo con la subida experimentada por los costes de alimentación en nuestro país que ya se sitúan en los 41,5 euros cada cien litros de leche cruda.

El diferencial entre ambas cifras (5,3) es lo que realmente nos indica cuál es la situación del sector lácteo en nuestro país. Esa subida de los costes de producción se han producido en la misma medida (alimentación y energía) en el resto de Europa pero la diferencia se encuentra en que el precio Europeo medio en este inicio del año ya ha superado con creces los cuarenta (40,7) euros por tonelada. Eso significa que ante un escenario de subida de los costes de producción la respuesta de las industrias lácteas en otros países ha sido diferente a la que se vive en España.

La demostración clara de que esta situación no es fruto de la imaginación de los productores de este país es que durante el último mes fueron prácticamente un centenar de ellos los que se vieron obligados a cerrar sus explotaciones. Esta no es una decisión que se tome a la ligera pero a estas alturas de la crisis ya sólo aguantan produciendo 11.480 ganaderos, es decir, 6.000 explotaciones menos que hace cinco años.  Pérdidas y cierres llevan aparejado un descenso de la producción que a este paso acabará generando una clara falta de materia prima para que todas esas industrias que ahora se niegan a subir el precio puedan disponer de leche para elaborar sus productos.

Después de eso serán los consumidores los que tendrán que pagar la eche en los lineales de los supermercados a un precio que se establecerá, entonces sí, bajo criterios europeos.  Los contratos lácteos de la mayor parte de las industrias lácteas se renovarán a lo largo del próximo trimestre. Este es el momento en el que distribución, industria y ganaderos deberán poner negro sobre blanco y con cifras reales si realmente se apuesta por la pervivencia del sector en nuestro país o por renunciar a su soberanía alimentaria en algo tan esencial como son los productos lácteos.

El sector se juega su futuro no sólo para resolver el problema coyuntural de la subida de precios de las materias primas sino para reconocer la trascendencia real de la ganadería de leche como factor básico en algo tan esencial como es la alimentación. Si el problema por el que el Gobierno mira para otro lado es el desbocado índice de Precios al Consumo tendrá que pensar también en cómo hacer que no suban ni la soja ni el maíz y, por supuesto, la electricidad.

 

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