La cagada de la alimentación sostenible

 

 

El riesgo de que la sostenibilidad se reduzca a una mera tendencia está dando cabida a movimientos como “No Shit Food”, algo así como “comida sin mierda”, una expresión extrema de la demonización simplista que vivimos alrededor de nuestros modelos agrícolas y ganaderos. Pensar que la alimentación sostenible pasa por eliminar el estiércol de la producción agraria es, paradójicamente, una cagada.

El estiércol es la base de nuestros suelos, la que los nutre y permite que nuestra comida se genere hoy, sin agotarlos, para que puedan seguir produciendo mañana. Y si añadimos al debate la calidad, sin duda, la mierda es fundamental y, por tanto, la ganadería (extensiva, eso sí).

En el trasfondo está la batalla de diferentes eslabones de la cadena agroalimentaria, que van desde el campo hasta la mesa, para hacerse un hueco en un mercado caprichoso y llegar a los consumidores, con sus cada vez más variadas preferencias: vegetarianos, flexiveganos, ecológicos, justos o de cercanía. Y entre estas tendencias hay un aspecto común: la carne está en el punto de mira.

Más allá de la polémica del bienestar animal, se culpa al ganado de su tremendo impacto sobre el medio ambiente y, específicamente, sobre el clima. Cabría aquí preguntarse de dónde viene la mierda, esta que permite mantener con vida nuestros suelos, los mismos que albergan una cuarta parte de la biodiversidad. Pues viene, fundamentalmente, de los herbívoros y de las personas que, en el mundo rural, apuestan por prácticas como la ganadería extensiva.

 El ganado juega un papel esencial en la vida del suelo y, por tanto, en la agricultura, porque cada cagada llena el suelo de “bichitos”, de alimento, de energía, permitiendo que el sistema funcione con la única energía que tenemos, el sol. Y somos capaces de aprovecharla gracias a las plantas, como si fueran grandes placas fotovoltaicas, y el suelo actúa como las baterías donde la acumulamos a través de complejas relaciones biológicas, físicas y químicas.

¿Pero todo el estiércol es bueno? Pues, una vez más, es necesario alejarse de discursos simplistas y polarizados. La respuesta a esa pregunta es un gran depende porque tendremos cagadas de gran calidad y cagadas que son, literalmente, veneno para el suelo. Necesitamos ganado pastando en nuestros territorios, pero ganado sano. En la actualidad, el uso masivo de la ivermectina como tratamiento preventivo en la ganadería, también en la extensiva, está poniendo en peligro ese papel fundamental del ganado en nuestro suelo.

En resumen, más allá de opciones de alimentación o consumo, debemos ser conscientes de cómo funcionan los sistemas agrícolas y ganaderos y la necesidad de que estén integrados en la naturaleza. Y, más allá del nombre que queramos usar para identificar modelos productivos sostenibles, como el de “agricultura regenerativa” que tanto se oye últimamente, lo importante es entender la importancia de promover sistemas, no cultivos agrícolas, como lo que son: (eco)sistemas complejos y no meros espacios físicos en los crecen alimentos.

Alejémonos de posicionamientos que nos juzgan como meras consumidoras, como meros clientes, porque somos mucho más, somos responsables de nuestra salud y del futuro del planeta.

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Laura García
Técnica de Fundación Global
Experta en Ganadería Extensiva y en conservación de pastos

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