El Brexit y sus goteras
La verdad es que nunca llegué a comprender bien el desmedido afán de la mayoría de los ingleses por abandonar la U.E., la Unión Europea (bien es cierto, que Inglaterra, en términos globales, nunca fue muy pro U.E.). Tampoco logré acabar de entender como la multitud de mentiras con que los promotores del Brexit intoxicaron a sus ciudadanos eran aceptadas por los mismos, sin un análisis profundo de las mismas y de sus previsibles consecuencias.
Hoy, cuatro años y medio después, el Brexit muestra goteras. El Reino Unido (R.U.) está sumido en una importante crisis multifactorial de naturaleza económica, social y también política, como ya lo habían avisado, por activa y por pasiva, los defensores de la continuidad del R.U. en la Unión Europea
A la vista está, en contra de los que en su día aseguraron reiteradamente los partidarios del Brexit, la anunciada subida de los impuestos; a ella deben sumarse, entre otras cuestiones, la relativa falta de abastecimiento en un número significativo de tiendas y supermercados; la falta de transportistas, las colas en las gasolineras (que ha obligado a intervenir al ejercito), el posible desabastecimiento eléctrico de las Channel Islands, y/o la existencia de 200.000 empleos, que no se pueden cubrir por falta de mano de obra cualificada.
Pero lo que más me ha impresionado, en el seno del panorama descrito, han sido las declaraciones de la señora Zoe Davies, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Ganado Porcino (NPA). En ellas, la señora Davies, ha advertido que se puede estar ante una “hecatombe porcina”.
En efecto, cabe la posibilidad de que, en las próximas semanas, hasta 120.000 cerdos necesiten ser sacrificados en origen si la actual situación no cambia pronta y radicalmente (entre tanto, en East Anglia, ya se han sacrificado más de 500 animales, para posteriormente ser enterrados o incinerados y, consecuentemente, no pudiendo entrar, lógicamente, en la cadena alimentaria).
En estos momentos la realidad es que, muchas granjas del R.U. están sobresaturadas lo que ha llevado a las entidades defensoras del bienestar animal a apoyar las quejas y demandas de la NPA. No hace falta añadir, como han expuesto varias asociaciones de ganaderos del R.U., la situación generada, cuya solución no se vislumbra a corto plazo, les afecta muy negativamente, tanto emocional como financieramente.
Paralelamente, el primer ministro, el señor Boris Johnson, que se encuentra de vacaciones en Marbella, en una entrevista concedida a la BBC, ha minimizado cínicamente el problema alegando que el mismo no era tan grave dado que el fin de los animales afectados era el de ser de todas maneras sacrificados.
La compleja situación descrita (que también está afectando ya, por ejemplo, a algunas granjas de pollos) nace del hecho de que actualmente, en los mataderos del Reino Unido, hay una gran falta de personal a pesar de que, en los últimos meses, los sueldos ofrecidos por la industria cárnica han subido exponencialmente. Aun así no han conseguido contratar, ni mucho menos, al personal suficiente, porque la gran mayoría de los británicos no quiere ocupar estos puestos de trabajo.
Ante esta situación, la mencionada Asociación Nacional de Ganado Porcino (NPA) y la Asociación Británica de Procesamiento de Carne (BMPA) ha pedido al Gobierno que tramite la concesión de visados de 12 meses para permitir a inmigrantes centroeuropeos cubrir las vacantes, como parte de un paquete de recuperación económica (la pregunta es si 12 meses será un tiempo suficiente para atraer mano de obra cualificada, que hoy tiene su puestos de trabajo en otros Estados de la Unión Europea).
En resumen; es constatable que la inmensa mayoría de las políticas populistas no suele estar fundamentada ni en unos estudios socio – económicos medio placistas serios y ni en unos análisis financieros predictivos realistas. Consecuentemente, su aplicación suele tener, a corto – medio plazo, consecuencias negativas para toda una serie de sectores económicos y, muy especialmente, para los sectores primarios.
Por estas razones, debemos ser ser muy prudentes con la implementación de políticas de naturaleza populista (que empiezan a ser “no infrecuentes” por nuestros lares), a pesar del “atractivo emocional” que las suele acompañar, porque “una cosas es predicar y otro muy distinta, dar trigo”.
Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
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