Primeros casos de Peste Porcina Africana (PPA) detectada en cerdos domésticos en Alemania

La Peste Porcina Africana (PPA), como ya lo he comentado en alguna otra ocasión en nuestro Boletín de Ágora Top Gan, es una enfermedad de origen vírico, que fue descubierta en Kenia en el año 1910.

En el año 1957, el virus se detectó por primera vez en el continente europeo, concretamente en Portugal, desde donde se extendió con rapidez por Europa y donde se ha ido pudiendo erradicar excepto en la isla de Cerdeña, donde sigue siendo una enfermedad enzootica.

En este contexto, Alemania siempre ha asegurado que su muy importante producción porcina está sujeta a medidas de alta bioseguridad de acuerdo con el reglamento de higiene de la producción porcina, con el objetivo de evitar la entrada de patógenos de enfermedades procedentes del exterior. No obstante, en este sentido puede resultar oportuno aplicar un viejo adagio, adecuándole al caso que aquí nos ocupa, pudiéndose afirmar que: “es muy, muy complicado poner puertas con cierre hermético a la Peste Porcina Africana”.

Y esta realidad, sin duda alguna, la conocemos muy bien en España donde esta enfermedad entró en el año 1960, procedente precisamente de Portugal, y no se logró erradicar, tras ímprobos esfuerzos, hasta 35 años más tarde, concretamente en el año 1995.

Ahora y precisamente en Alemania, según informó el pasado día 16 de julio, su Ministerio Federal de la Alimentación y de la Agricultura (Bundesministerium für Ernährung und Landwirtschaft (BMEL) se identificaron los primeros casos de PPA en dos granjas porcinas de la región Brandemburgo – Noroeste cuando, hasta este momento, la PPA sólo se había detectado, en Alemania, en jabalíes (la confirmación oficial procede del Instituto Friedrich Loeffler).

Como ya he mencionado, dos son, hasta el momento, las granjas porcinas afectadas; una granja ecológica con un censo de 200 animales, ubicada en el distrito de Spree – Neiße y una pequeña granja con un par de animales del distrito de Märkisch – Oderland, cerca de la frontera con Polonia. En estas regiones ya se había  detectado con anterioridad la PPA en jabalíes.

Como establece en estos casos la normativa, las autoridades locales anunciaron inmediatamente el establecimiento de las preceptivas zonas de protección y de vigilancia en las inmediaciones  de estas granjas con la finalidad de intentar evitar más contagios.

Consciente de la problemática que ha surgido, el Gobierno alemán confía en poder limitar la propagación de la Peste Porcina Africana con la realización de un control intensivo de la situación sanitaria por parte de los gobiernos de los Lands y del propio Gobierno Estatal.

En este marco el Gobierno Estatal alemán ha notificado que continuará aplicando la regionalización permitida por la Unión Europea y, por tanto, seguirá permitiendo el comercio intracomunitario de porcino, dado que las mencionadas granjas con cerdos domésticos, afectadas por la PPA, se encuentran en una misma región.

Cabe recordar aquí que el año pasado, países como Japón, China, Corea del Sur y Singapur ya prohibieron las importaciones porcinas de origen de Alemania tras confirmarse el primer caso de PPA  en jabalíes en este Estado de la Unión Europea.

Paralelamente, ante la nueva situación surgida, el mencionado Ministerio alemán ha reconocido finalmente que existe un riesgo importante de transmisión de la PPA desde los jabalíes a los cerdos domésticos cuando éstos están sujetos a modelos de explotación extensiva o al aire libre.

Por esta razón, el Ministerio de Alimentación y de Agricultura alemán ya ha encargado al Instituto Fritz  Lipmann una evaluación técnica sobre los riesgos que corren los cerdos domésticos alojados en modelos extensivos, cuando éstos están ubicados en áreas afectadas por la Peste Porcina Africana. Paralelamente, ha instado a que el mencionado instituto haga recomendaciones respecto a las características de los alojamientos en estas circunstancias.

Se trata de una situación novedosa y muy delicada que, sin duda, llena de zozobra a toda la Unión Europea y a Europa en general y muy especialmente a los grandes Estados productores de la Unión, como es el caso de España.

Debemos preguntarnos todos, con profesionalidad y con honestidad, si no ha llegado el momento de aplicar, naturalmente con todas las limitaciones y con todos los condicionantes que cada caso y cada región requirieran, la “solución danesa”.

Entiendo que su aplicación, puede resultar para muchos muy dolorosa, pero, desde mi punto de vista, exclusivamente profesional, no deja de ser una solución eficiente y eficaz.

Carlos Buxadé Carbó.

Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid

 

 

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