Bioseguridad; unas reflexiones

 

La situación actual creada por la pandemia de la COVID-19 ha llevado a las autoridades sanitarias a la aplicación en la sociedad de unos hábitos cercanos al concepto veterinario de bioseguridad.

La bioseguridad desde el punto de vista de la producción animal se define como el conjunto de medidas activas y pasivas que impiden la entrada de las enfermedades en las explotaciones ganaderas y que por tanto aseguran la salud de los animales y de sus producciones.

La profesión veterinaria conoce bien este concepto, ya que la prevención de las patologías es una norma básica en su actuación, tanto para asegurar la sanidad productiva de los animales, como para evitar los costes que la curación y la aplicación de medicamentos pueden suponer. Bioseguridad en las ganaderías es, por ejemplo, la aplicación de normas higiénicas personales en la mano de obra. Llevar la ropa exclusiva de trabajo, el calzado adecuado, la mascarilla, guantes o gorros no solo evita que los animales puedan contagiar al personal, sino que sea éste la fuente de contagio. Se evitan pues muchas zoonosis.

El hecho de tener que utilizar la mascarilla o realizar un frecuente lavado y desinfección de manos no es un capricho si queremos ganar desde la prevención la batalla al coronavirus. Otra medida de bioseguridad activa en las explotaciones ganaderas es la aplicación de programas de vacunación y medicación.

Aparición de enfermedades como Newcastle impedirían la producción avícola, sin embargo, la vacunación sistemática de la población evita este problema. Las campañas de vacunación contra la COVID-19 se han demostrado como una medida de bioseguridad muy efectiva para prevenir la salud humana.

Bioseguridad es, así mismo, implementar medidas de aislamiento de los animales enfermos en las instalaciones apropiadas o lazaretos que permitan la separación del resto del rebaño y la aplicación de una cuarentena para vigilar su evolución y lograr su recuperación. Las recomendaciones de las autoridades sanitarias sobre la permanencia en sus domicilios de las personas expuestas al virus o de los enfermos asintomáticos es una medida semejante a la recomendación preventiva de los veterinarios.

La bioseguridad es, en definitiva, un aspecto fundamental para mantener la salud y el bienestar animal, pero por lo que estamos comprobando en este momento de crisis sanitaria debería ser también un concepto básico para mantener la salud humana y el bienestar social.

Por otro lado, implantar estas medidas provoca una mejora casi inmediata de la sanidad animal, sin embargo, los veterinarios sabemos que la relajación en la aplicación de estas normas es un factor determinante que produce un efecto nefasto en las explotaciones ganaderas.

La sociedad actual no debe olvidar que, como ocurre en la sanidad animal, y desde el punto de vista de la salud humana la no aplicación de las medidas de prevención alargará la crisis sanitaria.

Apliquemos entonces los conocimientos que desde hace mucho tiempo han logrado que la población humana conviva sin sobresaltos con la ganadería.

Dr. José Ramón Caballero de la Calle

Dr. en Veterinaria
Presidente ICOV Ciudad Real

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