La producción cárnico-ganadera garantía de sostenibilidad de los sistemas alimentarios

El sector cárnico ganadero en su conjunto, y el porcino en particular, lleva años trabajando en un modelo de producción cada vez más sostenible, consciente no solo de la demanda mundial sino de que el futuro de la actividad depende precisamente de ello. Para atender a esa demanda los organismos internacionales buscan fórmulas que ayuden a lograr unos sistemas alimentarios más sostenibles.

Con ese objetivo, la Organización de las Naciones Unidas prepara, de cara al próximo mes de septiembre en Nueva York, la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios. En estos meses de preparación recoge la opinión y visión de diferentes instituciones y de la sociedad civil en lo que denomina Diálogos independientes.

Desde la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (INTERPORC), y como representantes del sector ganadero más importante de nuestro país, trabajamos de forma prioritaria en potenciar la imagen de nuestro sector como el mejor ejemplo de una producción ganadera moderna basada en la calidad, la seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente y el bienestar animal.

Siguiendo ese objetivo, no podíamos dejar pasar la oportunidad que nos brindaba la ONU para llevar nuestra voz allí donde se gestan los acuerdos internacionales que marcarán el futuro de nuestras naciones. De ahí que, el pasado 19 de mayo, organizáramos uno de esos Diálogos independientes, en el que participaron 80 personas relevantes de distintos ámbitos relacionados con los sistemas alimentarios, y cuyas conclusiones ya hemos remitido a la ONU.

En aquel encuentro se destacó, entre otras cuestiones, el papel de la producción cárnico-ganadera como pilar fundamental e insustituible del conjunto global del sistema alimentario mundial, y su carácter indispensable para garantizar la sostenibilidad medioambiental, social y económica.

En el ámbito medioambiental, nuestras granjas llevan muchos años haciendo grandes esfuerzos, no solo porque están sometidas a unas exigentes condiciones, sino porque los ganaderos españoles son muy conscientes de lo que supone cuidar el territorio donde desarrollan su actividad, por lo que optan las mejores técnicas disponibles para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuir al ahorro de agua y energía en todos los procesos, tanto en la producción primaria como en la industrial.

En cuanto a la vertiente social, hay que reseñar que somos un sector de larga tradición, con una clara vocación de permanencia y un enorme afán de mejora, y ello no es posible sin tener un modelo sostenible en el tiempo y fuertemente vinculado a la sociedad de la que proviene. Somos un sector sostenible en lo social porque damos futuro a nuestras zonas rurales, ya que por nuestra propia naturaleza estamos ligados al territorio.

Y, por último, somos sostenibles en lo económico. El sector porcino ha sabido crecer de manera sostenida. Nuestras inversiones están enfocadas a mejoras que favorezcan un crecimiento sobre el que seguir reinvirtiendo. De esta manera, nuestra progresión- tanto en volumen de negocio como en exportaciones- ha sido paulatina y constante.

En definitiva, tal y como apuntaron los participantes, “el beneficio medioambiental, social y económico de la actividad cárnico-ganadera es vital para las zonas rurales al gestionar una amplia cantidad de territorio; vertebrar el territorio al fijar población en pequeños núcleos; y generar riqueza que permite sufragar infraestructuras básicas”. Por lo que, en su opinión “carecería de sentido o justificación permitir cualquier planteamiento de reducción o sustitución, total o parcial, de la producción cárnico-ganadera”.

Alberto Herranz

Ingeniero Agrónomo
Director de INTERPORC

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