La producción pecuaria en la República Popular China está de vuelta

La realidad es que llevo varios meses hablando en mis clases, seminarios, charlas y escritos, de la positiva y acelerada evolución de la producción pecuaria en China y de lo mucho que la misma va a suponer, a corto – medio plazo, para Occidente.

No obstante, me da la impresión de que no se me ha hecho, tampoco aquí, mucho caso; más bien diría, para ser objetivo, que muy poco. Y así, se ha seguido “haciendo la ola” a una serie de predicciones y afirmaciones, más o menos interesadas y, en general, cortoplacistas, pero que, como se está pudiendo constatar, no se han ajustado, ni se ajustaban, demasiado a la realidad. Pero lo cierto es que,  nos guste o no, los datos estadísticos suelen ser objetivos y tozudos y más temprano que tarde, terminan por dar y quitar razones.

Como ya se habrá adivinado me estoy refiriendo a la República Popular China y a la recuperación real de su producción pecuaria en general y a la recuperación de su producción porcina en particular.

En este contexto y de acuerdo con los datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas China (NBS), referidos al primer trimestre del presente año 2021, la producción total de las carnes de porcino, vacuno y ovino fue de 22 millones de toneladas; ello ha supuesto un crecimiento interanual del orden del 21,5 por 100. En este contexto destaca la producción de carne de porcino cuyo incremento ha sido de casi un 32 por 100 (a pesar de toda la problemática aún existente en aquel país ligada a la Peste Porcina Africana, PPA).

A esta espectacular cifra del incremento de la producción de carne de porcino en China hay que añadir, para podernos hacer mejor idea de dónde y cómo está la situación, que el número de cabezas de porcino se ha situado en unos 416 millones de cabezas (crecimiento interanual de cerca del 30 por 100) y que el número de cerdas reproductoras ya supera los 43 millones de cabezas (incremento interanual cercano al 28 por 100).

Estos datos certifican un crecimiento trimestral récord de los dos últimos años y responde a las grandes inversiones realizadas en aquel país con el objetivo de recuperarse de los estragos, directos e indirectos, generados en él por la PPA. Es cierto que la cifra del incremento trimestral de la producción carne porcina está un poco sesgada por el hecho de que un número importante de granjas han anticipado el sacrificio de sus animales (esto sí, con un peso menor al habitual), por miedo precisamente a la posibilidad de sufrir la incidencia de problemas patológicos, pero ello no quita importancia, ni trascendencia, a las cifras referenciadas.

No cabe duda, a tenor de los datos disponibles y de las tendencias que se constatan, que la producción pecuaria china está de vuelta.

Y esta realidad va a tener, tiene ya, una gran repercusión en el “mundo de ciertas materias primas destinadas a la alimentación animal”, y en el comercio internacional de las carnes (y no olvidemos que el sector porcino español de capa blanca es el mayor exportador mundial con destino a China de los productos a él ligados).

Por otra parte, no cabe olvidar tampoco que una parte, hoy no cuantificable todavía, del “consumo cénit” de carne porcina en aquel país será sustituido, sencillamente en razón del coste oportunidad, por las carnes aviares.

Todo ello empieza a dibujar un panorama que, en mi opinión, se concretará y consolidará en un máximo de 2 – 3 años y que va cambiar muy sustancialmente la realidad de los mercados internacionales de las materias primas y de la carne. Y en este cambio también van a jugar un papel muy importante los “nuevos alimentos” (léase, entre otros, los sustentados en insectos, los alimentos plant based o aquellos que están basados en lo que el señor Bill Gates ha bautizado como “proteínas animales éticas”).

Y es que, como bien dice aquel viejo adagio agronómico: “no es posible poner puertas al campo”.

Carlos Buxadé Carbó.

Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid

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