¿Cómo lograr una adaptación digna al cebadero?

Por lo general, el ternero pastero es un animal con un peso vivo entre 200 y 300 Kg (y una edad comprendida entre los 5 y los 6 meses), que ha pasado la primera parte de su vida junto a su madre, en los pastos. Llegado el momento es destetado y trasladado a una explotación intensiva para su engorde.

Durante este periodo de transición, el ternero debe enfrentar varios cambios repentinos en su rutina y se encuentra en condiciones que no son las óptimas, que implican al transporte y a los primeros días de adaptación a un alojamiento totalmente nuevo, a una nueva dieta y al alejamiento definitivo de su madre.

Al igual como sucede con los niños cuando se incorporan a la guardería, la respuesta inmune de estos terneros va a verse afectada por una serie de alteraciones metabólicas y por unas infecciones primarias víricas, que desencadenan una serie de procesos inflamatorios, especialmente respiratorios. En términos productivos, tales condiciones adversas se traducen en una pérdida de rendimiento de los animales, un incremento de los gastos en medicamentos, un aumento del número de animales apartados por enfermedades y en un aumento del índice de mortalidad.

En todo este proceso es esencial que la ganadería aporte ciertos cuidados, optimizando el manejo para reducir el impacto en las entradas y lograr índices de rendimiento productivo favorables. Entre estos cuidados, está el de asegurar, en primer lugar, el suministro de recursos básicos para todos los individuos (alimentación, agua, confort térmico, higiene y espacio libre mínimo por animal), cumpliendo con las normativas del bienestar animal; también es necesario establecer un programa sanitario de inmunización del rebaño frente a los diversos agentes patógenos involucrados en el Síndrome Respiratorio Bovino.

Sin embargo, sabemos que estas recomendaciones no son totalmente suficientes, pues muchas veces los cuidados básicos de manejo no se cumplen adecuadamente. En cuanto al manejo vacunal en los primeros días, también debemos tener en cuenta que, aunque las vacunas sean imprescindibles para desarrollar la inmunidad específica frente a las principales enfermedades en esta fase, hay el inconveniente productivo generado por las reacciones vacunales, que conllevan a unos días de reducción del consumo y a una pérdida de vigor.

A partir del estrés celular provocado por los diversos factores aquí mencionados, la respuesta inflamatoria es continuamente estimulada, desencadenándose una serie de eventos que detienen el desarrollo de los animales, dado que la liberación de citocinas pro – inflamatorias tiene un coste metabólico muy alto. Además, los tejidos sufren daño oxidativo causado por radicales libres, enzimas y especies reactivas al nitrógeno y al oxígeno.

Para controlar el efecto de estas sustancias citotóxicas secretadas por los macrófagos, el hígado debe producir proteínas de fase aguda, que son muy costosas en proteínas y energía.

Por esta razón, la adopción de medidas complementarias que ayuden a controlar los procesos inflamatorios y el impacto productivo en las entradas es de suma importancia.

Nuevas alternativas, como, por ejemplo, el uso de aditivos fitogénicos con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, resultan eficaces en el sentido de minimizar el trastorno metabólico causado por la respuesta inflamatoria, favoreciendo el consumo óptimo, la disponibilidad de nutrientes de la dieta, la curva de crecimiento y, por ende, la rentabilidad en la producción de terneros.

Por ello, trabajando con estas herramientas, sumándolas al conjunto de la aplicación de buenas prácticas de manejo, se pueden lograr beneficios sanitarios y económicos muy interesantes, mejorando la tolerancia de los terneros a los factores generadores de estrés bióticos/abióticos, lo que contribuye a un buen arranque durante este periodo adaptativo, que representa un momento decisivo de su ciclo productivo.

Rafael Pedroso Betarelli

Veterinario, Doctor en ciencias veterinarias;
Responsable técnico de nutrición y salud animal en INFAVET S.L.

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