La ganadería brava, amenazada de muerte

 

La pandemia actual es sin duda la mayor preocupación de la población, pues ningún sector socio-económico escapa de ella, tampoco la tauromaquia. Las ganaderos de bravo, más de 1.000 en España, están sufriendo la falta de venta de animales por la casi nula celebración de espectáculos taurinos; ya se sabe que el toro bravo es el eje central sobre el que gira esta actividad.

El toro de lidia es un animal productor de comportamiento en forma de bravura, de manera que su valor económico es directamente proporcional a dicha bravura. La producción de carne es subsidiaria de la producción principal, si a ello se añade que es una carne estresada por su muerte en el ruedo, los entradores tienen la excusa perfecta para pagarla a precios irrisorios a pesar de que según en qué épocas y lugares es una carne muy demandada por el consumidor, por ser una carne de las llamadas “de emoción”: los animales han tenido una cría natural (Dehesa), han combatido en una plaza en presencia de público, han propiciado faenas de arte y de emoción, y acarrean consigo una tradición y unos sentimientos que enraízan en el sentir del pueblo español.

El sistema de cría estos los animales es muy singular, pues aunque ya se beneficia de los avances en producción animal moderna no deja de seguir unas pautas tradicionales, sobre todo, en el manejo de los animales que además tiene que ser muy cuidadoso debido al gran peligro que entrañan por su carácter fiero. Pero lo que más varía es su sistema de selección porque se busca la mejora de la bravura que es un carácter subjetivo con muchos matices. Los ganaderos de bravo españoles han descubierto sin ellos saberlo, hace ya unos 300 años, la metodología perfecta de la mejora genética animal, que ha sido implantada en las principales especies y razas de animales.

Poca gente es consciente de que alrededor del 5% de los animales de una ganadería brava mueren en el ruedo, el resto forman parte del complejo engranaje de la producción que tendrán su final en el matadero. Tampoco se conoce que el coste de producción de un toro de 4 años de edad ronda los 4.000-5.000 euros, siendo la  alimentación la partida más cara.

De acuerdo con el Reglamento Taurino español, los toros de lidia tienen que ser lidiados con 4-5 años, de manera que a los 6 años tienen que ser sacrificados en el matadero.

Es lo que ha ocurrido con la pandemia, que los toros que cumplieron 6 años en 2020 han tenido que ser enviados al matadero. Este problema se ha acentuado con el sacrificio de animales bravos de cualquier edad, machos y hembras, por el parón generalizado del resto de espectáculos taurinos. Los ganaderos no pueden soportar el gasto diario de alimentación sin tener una previsión de venta de animales en el corto plazo.

La situación se convierte en dramática cuando no se vislumbra un final próximo a la actual crisis sanitaria. Lamentablemente, las instituciones del Estado apenas han concedido ayudas económicas a la ganadería brava, que no va a poder subsistir si no recibe ayudas como otros sectores, con el agravante de que está en riesgo de extinción una joya ganadera con apellido español: el toro bravo. Es una gran oportunidad para que los animalistas, que están instalados en el gobierno de la nación (y en los de varias CC.AA.), demuestren su amor por los animales.

Antonio Purroy

Dr. Ingeniero Agrónomo;
Catedrático de Producción Animal

 

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