Un minuto

 

 

Hace un año me encontraba organizando una jornada sobre desarrollo rural para el mes de abril  cuando mi compañera de trabajo me preguntó si iba a seguir adelante con dichos preparativos viendo la dimensión que iba alcanzando la Covid en la lejana China. Yo, en un alarde de visión de futuro que debiera recogerse en todos los tratados de prospectiva, le respondí tajantemente: “No pienso dedicarle ni un sólo minuto al virus ese”. Lo que sigue, ya lo conocen, puesto que lo sufren y padecen al igual que el resto de los mortales.

Ahora, un año después, nos encontramos surfeando la tercera ola, ¡y las que te rondaré, morena!, con la salud traspuesta, el alma encogida y el bolsillo deshilachado y aunque, la afección tanto sanitaria como laboral o económica va por barrios, lo cierto es que todos, tenemos el ánimo tocado y no son pocos quienes muestran síntomas depresivos y los hay que incluso con grandes problemas para concitar el sueño. Algunos recurren a tomar medicamentos, los hay que se hartan contando ovejitas y acaban frente a la pantalla del móvil y/o del televisor, pero yo les aconsejaría, echando mano de la sabiduría de nuestras abuelas, que antes de acostarse se bebiesen un buen vaso de leche caliente (por cierto, he dicho leche y no bebida vegetal) y, ¡voila!, santo remedio.

Impulsar nuevos momentos de consumo de leche no es una cuestión menor puesto que el consumo de leche ha ido descendiendo notablemente las últimas décadas si bien conviene destacar que estos tres últimos años, se ha logrado frenar la cuesta abajo e incluso, si miramos a los datos hasta octubre de 2020, podríamos hablar de un incremento del 7,2% en el consumo de leche líquida, un 4,9% en leches fermentadas (yogur) y un 14,5% en el consumo de quesos.

Todos estos datos y otros muchos más quedan recogidos en el Informe ministerial de Coyuntura del sector vacuno de leche donde observamos como la producción láctea estatal crece progresivamente pero lentamente de 7.120.581 t. en 2018 a 7.221.934 t. en 2019 (un 1,4% más)  y si nos fijamos en los datos de noviembre de 2020, año aún por cerrar, la producción sube en un 2,4% con respecto al  año anterior. Ambos crecimientos, el de 2019-2018 y el de 2020-2019, son algo superiores a los crecimientos de producción que se han dado en el conjunto de la Unión Europea. Por otra parte, si bajamos la mirada a las comunidades autónomas, destaca Galicia con un 39% de leche producida, Castilla y León con un 13%, Cataluña con un 10%, Asturias 8%, Andalucía 8% y las más cercanas Euskadi con un 2% y Navarra con un 3%. La distribución de la producción se mantiene estable si bien Galicia gana un 1% mientras Cataluña, Euskadi y Navarra pierden un punto porcentual.

Por otra parte, aunque para la gente bregada en el sector no es nada nuevo, quisiera destacar la diferencia existente en cuanto a los productos lácteos a los que se destina la leche y así, mientras en el Estado español, los cinco primeros productos son la leche líquida de consumo directo (42%), el queso de vaca (17%), la nata de consumo directo (13%), las leches acidificadas o yogures (13%) y la mantequilla (9%) en el conjunto de la UE, los cinco primeros productos son el queso (40%), la mantequilla (22%), la leche líquida (13%), la nata (9%) y la leche desnatada en polvo (6%).

Los censos ganaderos se mantienen estables e incluso un poco a la baja, con 829.881 vacas en ordeño y 271.344 novillas pero lo que desciende, tan fuerte como constantemente, es el número de ganaderos y así tenemos un descenso del 6% con respecto al año anterior quedando apenas 12.000 ganaderos que comparándolos con los 17.796 ganaderos de 2015, podemos concluir que sólo en estos últimos 5 años han abandonado el sector productor un 31,8%.

Esa bajada, en mi opinión, no es casual y tiene una única e impepinable explicación como es la falta de rentabilidad de las explotaciones dados los bajos, miserables diría yo, precios que perciben esa gente que trabaja de sol a sol, hace fuertes y constantes inversiones para estar al día y que, desgraciadamente, ven como  además son tratados como delincuentes por la gestión de los purines, por las emisiones de gases de efecto invernadero producidos por sus vacas y por las condiciones de bienestar animal para como decía antes, acabar percibiendo un precio medio, no lo digo yo sino el Ministerio de 0,33 céntimos de euro / litro y observar finalmente que la mayor parte de la leche es vendida al consumidor como si fuese un alimento sin valor alguno a precios que rondan los 60-65 céntimos, eliminando así, el valor a repartir en el conjunto de la cadena.

No es cuestión de echarse los trastos a la cabeza entre los diferentes eslabones de la cadena alimentaria. Soy consciente quién se lleva la peor parte y los mayores sufrimientos entre esos eslabones pero creo, dado que hay industrias y cadenas de distribución que incluso pierden dinero con la leche líquida, que ha llegado el momento de que todos juntos se planten a las puertas del Ministerio y planteen la cuestión sin tapujos, tal y como es, una verdadera tragedia ganadera que puede llevar, en pocos años, a la desaparición del sector ganadero estatal.

Estos días, por cierto, en el transcurso de las comparecencias en el Congreso con motivo de la tramitación de la Ley de la Cadena Alimentaria, no un mindundi como este humilde juntaletras si no todo un director general de cooperativas agroalimentarias de España como Agustín Herrero ilustró a sus señorías sobre cómo y quién fija el precio final (PVP) de la leche y con ello, consecuentemente, el precio que perciben los ganaderos. Por cierto, para que vea usted a lo que me refiero cuando hablo sobre alimentación “low cost”, el señor Herrero desveló que, según un informe oficial, todavía por publicar, sobre los costes en la cadena láctea, se llega a fijar los 0,75 céntimos como el PVP mínimo para que todos y cada uno de los eslabones cubran sus costes de producción.

Le ruego que piense, al menos un minuto, esta pregunta: ¿cree que el precio que paga usted por la leche cubre los costes de producción?. Espero, ansiosamente, su respuesta (xiraola@gmail.com).

Xabier Iraola Agirrezabala

Editor en Kanpolibrean
Blog sobre la granja y el mundo alimentario

 

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