Situación de las explotaciones de vacas nodrizas

 

Las explotaciones nacionales de vacas nodrizas producen, bajo condiciones casi ecológicas, terneros que son amamantados por las madres y destetados con 5-10 meses de edad y 200-300 kg de peso vivo que posteriormente son cebados en estabulación con forrajes, cereales y leguminosas hasta los 550 kg los machos 450 kg las hembras.

Tradicionalmente, tales explotaciones han utilizado como madres a vacas autóctonas de las razas Retinta, Avileña y Morucha en la Dehesa y Rubia Gallega, Asturiana y Pirenaica en la España húmeda, las de Dehesa en cruzamiento industrial con toros Limusin o Charoles y las de la España húmeda, más productivas que las de Dehesa, generalmente, en pureza.

Los cebaderos de terneros pasteros no incardinados en las explotaciones de nodrizas exigen a los ganaderos animales de calidad, competitivos para el cebo, con excelentes crecimiento diario, conversión del pienso, rendimiento canal, elevado porcentaje de piezas nobles y buena calidad organoléptica de la carne, aspectos a los que responden bien las razas de la España húmeda, pero no las de Dehesa, por lo que en este amplio ecosistema las madres autóctonas están en franca regresión, mientras que las vacas cruzadas (Charoles o Limusin x Autóctonas) y las Limusin, más conformadas, a cuya explotación han tenido que recurrir los ganaderos, han experimentado un auge inusitado.

La explotación de estas vacas, con mayor formato corporal, se está traduciendo en un incremento de los costes de amortización del ganado, alimentación suplementaria, mano de obra y sanidad y en un aumento de la mortinatalidad de terneros. Si al incremento de los costes se une la bajada del 15-20 por 100 del precio del ternero pastero, acontecido en el último año, fácilmente podrá comprenderse la situación económica límite de las explotaciones de nodrizas de la Dehesa con mano de obra asalariada, explotaciones que desaparecerían si no fuera por las subvenciones de la Unión Europea (UE – 27).

De otra parte, la retracción del consumo de carne de vacuno ligada, entre otros factores, al Coronavirus y sus consecuencias (caída del turismo y de la vida social) y a la propaganda abyecta relacionada con las nuevas ideologías culinarias y medioambientales (veganismo, activismo animalista, ecologismo mal entendido) se está convirtiendo en un grave problema para las explotaciones de vacas nodrizas y de cebo de terneros.

Así, el consumo interno de carne de vacuno puede que en 2020 se haya situado en 11 kg por habitante y año y, según datos oficiales, las exportaciones en el primer semestre de 2020 han supuesto 347 millones de euros, casi un 5 por 100 menos que en 2019. Esta reducción de la demanda nacional e internacional está bajando los precios del ternero cebado hasta valores que no rentabilizan el cebo (antes 4 €/kg canal, ahora 3,25-3,30 €/kg). Las cuentas del labrador son bien sencillas si ejemplarizamos el cebo del ternero macho: valor ternero destetado (720 €), alimentación (350-400 €), otros gastos (80 €), total entre 1.150 y 1.200 €. Ingresos del ternero con 320 kg canal alrededor de 1200 €. Resultado: situación límite; sólo los extraordinariamente competitivos sobrevivirán.

Ante esta situación la Administración debería controlar la “pseudo – noticias” de incidencia económica negativa sobre la España vaciada, y los medios de comunicación tendrían que aprender algo sobre agricultura y ganadería para no agredir, sin mala intención, al mundo rural, mientras que la producción de carne de vacuno generada actualmente bajo bienestar animal, trazabilidad y seguridad sanitaria y alimentaria debería involucrarse en aumentar el consumo luchando contra la “pseudo – propaganda” adversa y buscando nuevos mercados (Asia Oriental, países árabes, Canadá, etc.) ofreciendo siempre calidad.

Argimiro Daza

Dr. Ingeniero Agrónomo
Catedrático jubilado de la E.T.S.I.A.A.B.
Catedrático Emérito de Producciones Animales de la UPM

 

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