Eufemismos

 

 

 

Eufemismo es definido como aquella “palabra o expresión más suave o decorosa con que se sustituye otra considerada tabú, de mal gusto, grosera o demasiado franca” es decir, utilizar palabras más finolis para no herir o soliviantar al personal. 

Si usted lee en una oferta de empleo que se necesita un gestor de espacios públicos, lo que menos imagina es que se están refiriendo al personal de limpieza viaria y si a usted le comentan que el Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica ha aprobado una Ley de Resiliencia Rural, al igual que me ha ocurrido a mí, lo menos que imagina es que se trata de una ley destinada a reducir la tasa de suicidios entre los agricultores con medidas para que los funcionarios que hacen trabajo de campo hagan un mejor manejo y detección del estrés, formarles en la prevención de suicidios, una campaña de sensibilización de la población sobre los problemas que tienen los agricultores, etc. y todo ello por que, lamentablemente, la tasa de suicidios entre agricultores es un 45% más alta que entre la población urbana.

Algo similar, al parecer, ocurre en Francia donde, según un estudio publicado por la Mutua Social Agraria, los titulares de explotación y los asalariados agrarios tienen un riesgo más elevado de muerte por suicido que el conjunto de la población y se afirma que entre 2015 y 2019 se suicidaron una media de 370 agricultores por año. Sí, ha leído bien, en Francia se suicida un agricultor cada día. La problemática es de tal calibre que ha llegado hasta el propio Parlamento y se ha creado un grupo de trabajo para analizar detalladamente la cuestión. El sentimiento de abandono, el incremento de la soledad y el aislamiento, el grave y progresivo deterioro de la economía familiar y la trágica incertidumbre tanto en lo personal, como en lo familiar y sectorial hacen que lo que hasta ahora era considerado como una tragedia personal de cada familia alcance el lamentable nivel de tragedia colectiva y comunitaria.

Husmeando por la red no he encontrado dato alguno sobre dicha cuestión en nuestro país y, por lo tanto, no puedo aportar datos sobre la situación en nuestro entorno más próximo pero, además de plantear la necesidad de realizar estudio al respecto, creo que la situación en el estado español no será muy diferente con respecto a los países antes mencionados, teniendo en cuenta que las causas y/o síntomas apuntados en ambos casos (sentimiento de abandono, ninguneo social, problemas económicos, presión de colectivos animalistas y ecologistas, …) son fácilmente identificables en nuestro sector primario y rural.

Esta misma semana, por otra parte, se ha celebrado en el Congreso de los Diputados unas sesiones de la Comisión de Agricultura donde han comparecido, uno tras otro, los diferentes eslabones de la cadena alimentaria pasándose por la carrera de San Jerónimo los representantes de la patronal de la industria alimentaria, de la patronal de la distribución, las organizaciones profesionales agrarias, las cooperativas agroalimentarias, la asociación de exportadores, etc. 

Todos y cada uno de ellos han alabado los objetivos últimos del Proyecto de Ley para modificar la actual ley de la cadena alimentaria vigente desde el año 2013, todos hablan de mejorar la eficiencia de la cadena, de mejorar la integración entre los diferentes eslabones, de la necesidad de colaborar conjuntamente y de la imperiosa necesidad de crear valor para, cómo no, el conjunto de los eslabones y además, para no quedar como un malnacido, todos los eslabones de la cadena ajenos a la parte productora, reconocen que este eslabón, el conformado por agricultores, ganaderos (y pescadores) son el eslabón más débil de la cadena y por lo tanto, el más perjudicado y por ende, el más necesitado de un apoyo público y legal para equilibrar la cadena y posibilitar que el valor generado en la misma se distribuya de una forma más equitativa.

 Los agricultores han reclamado la necesidad de cubrir los costes efectivos de producción mientras la industria incide en la dificultad y en los peligros de fijar dichos costes y dirige sus dardos en la fortaleza de sus compradores, las cooperativas, presentes en la fase productiva e industrial, subrayan sus especificidades y apuntan que la fijación de costes se haga por precios medios por campaña, los exportadores afirman que con la  obligatoriedad de cubrir costes se pierde competitividad en Europa ante las importaciones, principalmente, marroquíes y la distribución, pasan de puntillas por el foro, fija en su mirada en el consumidor final y advierte de los perjuicios ocasionados si se genera ruido en el seno y en torno a la cadena alimentaria.

Reconozco que la cuestión es complicada puesto que el sistema alimentario, primero es global y si bien el Estado español es un potente exportador agroalimentario, no es menos cierto que tampoco se queda manco en el momento de importar y que sus principales mercados, la UE y EEUU, son a su vez, los mercados objetivo de sus competidores en países terceros.

Asimismo, reconozco que los márgenes de actuación legales por parte de los diferentes gobiernos son muy limitados porque a lo largo de las últimas décadas el liberalismo ha campado a sus anchas y se ha erigido en la máxima a respetar por encima de todo lo demás y finalmente, que los márgenes de actuación en un sistema alimentario low cost que tiene en el precio, bajo precio diría yo, su máxima inquebrantable donde la cuestión es contar con una alimentación barata sin incidir tanto en la alimentación saludable.

Por último, los productores, qué también deben hacer sus deberes que dejaré para próximas ocasiones, hacen bien en incidir en la defensa del coste efectivo como elemento clave de la Ley puesto que en ello radica su rentabilidad, viabilidad  y su futuro. No cabe ni un paso atrás. Se podrá ser flexible en su aplicación y en su adaptación a la realidad de los diferentes subsectores pero no caben subterfugios para evitar su cumplimiento y persistir en la actualidad donde la competitividad de la cadena, en base a bajos precios, es sustentada sobre las espaldas de los productores.

La clase política tiene la palabra, pero por favor, no caigan en eufemismos que, lamentablemente, aprieten aún más la soga del ahorcado.

Xabier Iraola Agirrezabala
Editor en Kanpolibrean
Blog sobre la granja y el mundo alimentario

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