El concepto de valor y la valoración del ganado (II)
Son varias las ocasiones y varios los casos en los que un técnico debe de realizar la valoración del ganado. Por ejemplo, es frecuente solicitarlo, entre otros casos, en una operación de compraventa de una finca que tiene ganado y el precio incluye ambos activos; para seguros en caso de daños; para la valoración del activo de la empresa en el cierre del ejercicio en el que se quiere llevar a cabo un estudio financiero o por un requerimiento de la Administración. A veces, también se utiliza como elemento de enlace para la valoración de ciertas clases de tierra.
El ganado es un activo de la empresa que, como bien sabemos, puede ser Activo Fijo (Activo No Corriente) o Activo Circulante (Activo Corriente), según los casos. En el caso del ganado del Activo Fijo, se corresponde con el ganado adulto que permanece varios años en la explotación (reproductor, lechero…), y el del Activo Circulante, son los animales de cría cuya finalidad es la venta en un ciclo de producción o, en todo caso, inferior a un año.
Los métodos a aplicar en la valoración del ganado, al igual que se emplean con el resto de activos, están relacionados con la finalidad de la valoración y con algunos aspectos específicos.
Los métodos más comúnmente utilizados son los siguientes:
– Método del valor de mercado.
– Método del coste de producción.
– Método del valor de transformación.
– Método del valor de capitalización.
El método del Valor de Mercado se utiliza para valorar aquellos animales cuyo factor fundamental es demandado por la carne. Entre ellos cabe citar, terneros, corderos, cabritos o cochinillos, por ejemplo. La determinación del valor es simple; se utiliza el precio según peso o según animal, datos estos obtenidos de información de mercado cuyos precios son de fácil información al haber un mercado bastante activo, transparente y con una alta frecuencia en las transacciones. Por ejemplo, si se utiliza como medida el peso, se pesan los animales y se multiplica por el precio; si el precio es por animal, bastaría con contar el número de animales y multiplicarle por el precio unitario medio para determinar el valor. También se emplea en animales adultos, aunque aquí existen diferenciaciones según el estado/situación del animal (animal de desvieje, deshecho por estéril o por accidente, animales de recreo, sementales, otros), lo que origina mayores dificultades; además, el mercado es menos frecuente y más opaco.
El método del Coste de Producción se suele emplear para ganado de engorde, en cebo y recría, como vacuno, ovino, porcino, avícola. También se emplea para activar el animal a valor de formación. En este caso, se parte de un valor previo del animal donde tiene su origen; el animal puede haber sido obtenido en la propia explotación o bien adquirido fuera de la misma, en cuyo caso el valor es obtenido de información de mercado. Se incorporan a partir de ahí, los costes que generan capitalizados hasta la venta del animal o hasta la entrada en producción. El problema está muy ligado a la toma de decisiones sobre las diferentes opciones de producción, recriar, cebar o no, según las disponibilidades de pienso y, por lo tanto, el valor de transformación.
El método de Valor de Transformación se aplica cuando el ganado tenga posibilidades de ser comercializado ya transformado, es decir, cuando se puede medir el valor por su capacidad de ser industrializado. Pensemos en derivados de la leche, quesería o mantequerías; o chacinerías, chorizos o jamones. Con ello, podemos decir que el valor del animal es el valor de sacrificio del animal.
El método del Valor de Capitalización se aplica cuando se trata de determinar el valor capital correspondiente a unas rentas periódicas (R) obtenidas mediante unos supuestos de producción (cobros y pagos), según una técnica determinada, hasta llegar al año de deshecho en que se produciría un cobro extraordinario por la venta de desvieje.
Evidentemente, con independencia del método de valoración que deba aplicarse en cada caso, es absolutamente imprescindible conocer perfectamente la realidad del ganado a valorar y ello exige siempre, además de “pisar el terreno” unos conocimientos profundos, en el ámbito d ela producción animal, acerca del ganado a valorar.
Arturo Serrano
Dr. Ing. Agrónomo
E.T.S.I.A.A.B. – U.P.M.
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