La triquinosis a escena

Como queda reflejado, en la tribuna del presente boletín de Ágora Top Gan, un debate que continúa abierto en nuestro país y donde, en mi opinión, siguen sin arbitrarse soluciones realmente eficientes y eficaces, es el que atañe a la sobreabundancia de cierta fauna silvestre, en especial de jabalíes con su negativo impacto en el medio rural (y, en ocasiones, también urbano).

Pero, paralelamente, hay otra cuestión ligada a este tema que no goza de gran predicamento a nivel social, pero que no deja de ser importante; me refiero a la potencial incidencia de la triquinosis ligada al autoconsumo de carne de jabalí (y también de otros animales fuera del control sanitario). 

Esta enfermedad no sólo afecta a las personas, también afecta a diferentes mamíferos tanto silvestres como domésticos. En este contexto hay que indicar que se han identificado más de 100 especies de mamíferos, aves y reptiles como hospederos definitivos de este parásito. 

Cierto es que la mayor parte de los hospederos son silvestres; sin embargo, son de importancia particular para la triquinosis humana, como es lógico, la carne de algunos animales de consumo humano, tales como cerdos, jabalíes, caballos, ciervos, gamos, carne de toro y carnes de animales considerados exóticos (esta es la razón por la que, en ciertas partes del Mundo, la triquinosis está regularmente presente).

La mencionada triquinosis (también llamada triquinelosis o triquiniasis) es una enfermedad de naturaleza parasitaria que es  causada por un nematodo del género Trichinella, que el humano la adquiere al consumir carne y/o los productos cárnicos crudos o insuficientemente cocinados procedentes fundamentalmente, en España, de jabalíes o de cerdos parasitados  infestados con larvas del parásito. 

En las personas presenta síntomas gastrointestinales (diarrea), dolor muscular y articular.

Para prevenir esta enfermedad, es absolutamente fundamental que todos los animales que pueden estar infectados, pero especialmente, en el caso de España,, los cerdos y los jabalíes, que vaya destinados al consumo humano sean previamente analizados para comprobar que no presentan el parásito y aquí, como es natural se incluyendo los que se destinan al autoconsumo. 

Por esta razón se hace necesario, una vez más, ahora que estamos en época de caza, concienciar a todos de la necesidad de realizar este análisis también en el caso de carne de caza destinada al consumo directo (para el análisis se  aplica el método de detección de referencia para la extracción e identificación de triquinas publicado en el Boletín Oficial de la Unión Europea del 11 de Agosto de 2015, Reglamento de Ejecución (UE) 2015/1375 de la Comisión del 10 de Agosto 2015). 

En España, insisto en ello, la gran mayoría de los brotes de triquinosis se siguen generando a causa del consumo de carne o productos derivados de jabalí procedente de cacerías sin control sanitario, pero también de la ingesta de carne de cerdo procedente de matanzas domiciliarias, o de la mezcla de ambas carnes en embutidos (La carne de animales de estas especies que se comercializa por los canales habituales (carnicerías, restaurantes, supermercados, hipermercados, mercados, etc.) ha sido siempre sometida previamente a estos análisis, que son obligatorios por normativa).

Por las razones aducidas, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), en colaboración con la Real Federación Española de Caza (RFEC)ha generado un tríptico informativo, que estará disponible online y será distribuido en papel entre la población que practica la caza, con el objetivo de reducir los potenciales riesgos asociados principalmente, como ya se ha indicado, al autoconsumo de carne de jabalí no procedente de los canales habituales de comercialización.  Dicho en otras palabras, el objetivo del mencionado tríptico sensibilizar a los cazadores, a sus familias y a sus allegados, acerca de la necesidad y de la importancia de realizar el mencionado análisis de triquina en las piezas de caza. 

Se pretende pues aumentar el conocimiento sobre esta enfermedad e informar, a todos los niveles, acerca de cómo prevenirla y evitar casos como el producido, por ejemplo, en Retuerta del Bullaque (Ciudad Real), dónde fueron 17 personas las afectados por un brote de triquinosis; todos eran parientes y/o amigos de la familia que hizo la matanza de un cerdo criado en semilibertad. 

Por todo lo expuesto, la triquinosis no es una cuestión menor y, en mi opinión, es positivo llevarla a escena y situarla en el lugar que la corresponde.

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid
Universidad Alfonso X el Sabio

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