La resilencia del sector pecuario ante una situación VUCA

Entendamos bien aquí que el término resiliencia lo refiero  a la capacidad, en este caso del sector pecuario (del agrario, en general, para ser más exactos), para hacer frente a la compleja situación global actual, plagada de adversidades, y para transformar los muchos inconvenientes que la caracterizan y el dolor moral que la misma genera, en una fuerza motora que le lleve a superarse e incluso, a salir fortalecido.

En unos momentos donde, en España, el desprestigio del Ejecutivo y de los responsables de nuestra Sanidad aumenta día a día, ante sus reiteradas mentiras, su incapacidad real de frenar la expansión de la pandemia de la COVID – 19, de aportar cifras reales de la situación y de ser incapaces de reportar datos durante los fines de semana (caso prácticamente único en el Mundo) no le queda al sector y no nos queda a todos nosotros, personas normales y corrientes, más alternativa que procurar adaptarnos, lo mejor y más rápido posible, a pesar de todo, a una situación absolutamente nueva, dinámica y excepcional, que nunca habíamos esperado, ni, por supuesto, imaginado.

Es verdad que nuestra sociedad y en ella, nuestro sector, sigue funcionando, mejor o peor,  pero lo hace de una manera muy distinta a cómo lo hacía hace apenas 10 – 12 meses.  En efecto, al impacto directo e indirecto de la COVID – 19 se han sumado cambios y tendencias cuya influencia, especialmente a nivel de los mercados, cada día que pasa tienen una mayor trascendencia. 

Esta realidad nos lleva a un periodo que se puede definir como VOLATIL, INCIERTO, COMPLEJO y AMBIGUO (en inglés Volatility, Uncertainty, Complexity and Ambiguity = VUCA). Esta consideración temporal  de la suma de circunstancias especiales realmente se generalizó no hace tanto tiempo en el ámbito militar y más concretamente a raíz de la caída del Muro de Berlín y de la descomposición de los regímenes comunistas por él protegidos.

La nueva situación, especialmente en Alemania, dio lugar, como muy bien explicó en su día el señor Willy Brand, a que los comportamientos de los actores implicados podían cambiar con una muy notable rapidez, sin que se dispusiera de información suficiente para anticiparse a los mismos y con la presencia de influencias interaccionadas, muy difícilmente cuantificables y, además, en general, no evidentes a priori.

Pues bien, en esta situación VUCA (que creo sinceramente va a seguir durante muchos meses) el sector pecuario debe ser, capaz de irse adaptando. Debe ser capaz de conocer y asumir los entornos, de entender las razones de los cambios que se producen y se irán produciendo y de anticiparse, en la medida de lo posible, a los mismos. Ello supone que el sector pecuario deberá ir cambiando con un elevado dinamismo en función de las circunstancias y de las condiciones.

Es evidente que la COVID – 19 está alterando los patrones de consumo generando lo que estamos llamado “el nuevo consumidor” y también está modificando los lugares y los volúmenes de producción, los movimientos de materias primas y de productos semi- elaborados y elaborados, quebrando paralelamente los complejos equilibrios de las rutas y sistemas de transporte y modificando sus costes.  Los cambios de paradigmas (entendidos como  modelos de conocimiento aceptados por las comunidades científicas.) se hacen cada día más evidentes.

En este contexto, los consumidores son cada vez más compradores y menos clientes, cambiando su manera de comprar, tanto en lo que se refiere a los productos como a los canales de adquisición que utilizan, e incrementando también sus exigencias, especialmente las de índole emocional, lo que determina modificaciones en el modelo logístico de la cadena de suministro (y también en el de la propia cadena alimentaria).

En mi opinión y como conclusión a las presentes reflexiones, la realidad es que no es, ni va  a ser, nada sencillo prever bajo qué premisas se funcionará, en el campo que nos compete, en los próximos años. 

Ello exige desarrollar, sí o sí, tanto a nivel individual como sectorial, una resiliencia suficiente para poder medrar exitosamente en este entorno VUCA, sin olvidar que es y va a ser cuasi imposible predecir, con suficiente conocimiento y antelación, las coordenadas que lo enmarcarán.

¡Todo un reto mayúsculo para nuestro sector pecuario! Pero, nos guste o no, esto es lo que hay y es lo que se avecina.

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid
Universidad Alfonso X el Sabio

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