El problema de  las denominaciones cárnicas para las imitaciones vegetales

 

Se trata de una cuestión que no es nueva, pero que ante la creciente presencia en los mercados de las imitaciones vegetales la misma va adquiriendo fuerza día a día y, a la vez, mostrando la complejidad de esta cuestión. Es cierto que la “pelota” está en la mesa del Parlamento Europeo, pero es evidente que si éste no afronta esta cuestión de la forma adecuada dejará que haya una serie de vacíos legales cuyas consecuencias, a medio – largo plazo, son realmente difíciles de cuantificar.

En este marco, un grupo de organizaciones europeas representativas del sector ganadero ha anunciado una nueva campaña y hace un llamamiento a la movilización de todo el sector después de que el Parlamento Europeo no haya logrado, tampoco esta vez, un acuerdo sobre las disposiciones del Reglamento para las OCM relativas a las denominaciones de la carne. Los diputados del Parlamento Europeo han reanudado el debate del año pasado al objeto de analizar y en su caso conceder el reconocimiento de nombres como ‘hamburguesa vegana’ o ‘salchicha vegana’ (nombres que ya podemos encontrar en algunos de nuestros supermercados e hipermercados).

Don Eric Andrieu, un europarlamentario, propuso dejar la cuestión fundamental de las denominaciones de la carne en manos de la Comisión mediante actos delegados. Pero las cooperativas han manifestado que: “pasar la pelota a la Comisión de esta manera no es, por un parte, aceptable  para los ganaderos y, por otra, es contrario a la propuesta inicial sometida a votación el año pasado”.

Las mismas solicitan a los miembros del Parlamento Europeo que estudien con la mayor atención el impacto y las consecuencias de la generalización de estos términos, lo cual podría fomentar prácticas comerciales engañosas e injustas.

Por su parte, el señor Jean Pierre Fleury, presidente del grupo de trabajo sobre carne de vacuno, ha declarado que: “el sector ganadero europeo no pretende oponerse a este desarrollo; simplemente lo que se solicita es que se reconozca y se respete el trabajo de millones de agricultores y trabajadores del sector ganadero europeos. No tengo reparos en afirmar que se trata de un caso patente de secuestro cultural. Ello está dando lugar  a que agencias de marketing están aprovechando la situación actual para confundir deliberadamente a los consumidores, al promover la opinión de que reemplazar un producto por otro no afecta a la ingesta nutricional. Este camino está empedrado de buenas intenciones, pero desembocará inevitablemente en la aparición de otras denominaciones confusas a largo plazo”.

Lo cierto es que, en la actualidad, a nivel del consumidor medio, un consumidor cuya formación en estas cuestiones no es elevada, ya se está generando la confusión que anunciaba el señor Fleury. Y esta confusión crece en la medida que la publicidad se vuelve cada vez más agresiva y engañosa.

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