El visón americano y la covid-19

Antes de entrar en la temática elegida y antes de que se me siga criticando por escribir y hablar siempre de la COVID 19 deseo aclarar que la Real Academia Española (RAE) considera que el artículo «más adecuado» para nombrar al acrónimo «COVID-19» es el femenino «si se sobrentiende el sustantivo tácito «enfermedad»» (“COVID-19″ es el acrónimo del inglés «COronaVIrus Disease» que da nombre a la enfermedad causada por este virus. Por esta razón, «lo más adecuado es su uso en femenino»: la COVID-19); aclarado queda.

Entrando en materia: aunque es cierto que hay una serie de animales como, por ejemplo, los gatos y los perros que han manifestado una cierta propensión a sufrir esta enfermedad (en principio, siempre contaminados por los humanos) están siendo, con mucha diferencia, los visones americanos, criados de forma intensiva en granjas, los que, para su desgracia, se están viendo afectados, con igual o incluso con mayor intensidad que los humanos por el SARS – CoV -2.

Ha quedado bien demostrado que, en este último caso, el circuito que se inicia cuando los seres humanos contagian con el SARS – CoV -2 a los mencionados mustélidos el problema que se genera es muy grave (evidentemente, aquí está el primer error logístico, la falta de control sanitario, real  y permanente, de las personas que laboran en estas granjas). Una vez infectados, los visones americanos son capaces de extenderlo con suma facilidad y rapidez por toda la granja y, de la misma manera,  continuando el circuito mencionado, pasar el virus desde el visón americano a las personas.

Obviamente, sin una adecuada e, insisto, permanente estrategia de control de las personas implicadas y de la base animal, el riesgo es muy alto. Por esta razón, y aplicando aquel viejo adagio de que “muerto el perro, muerta la rabia”, en los Países Bajos ya han procedido a sacrificar cerca de un millón visones (fue en este Estado de la Unión dónde se produjo el primer contagio).

Como ya se comentó en su momento, en la Ágora Tribuna de nuestro Boletín, en España, por desgracia,  también se detectó un contagio masivo por la Covid-19 en una granja de visiones en Puebla de Valverde (Teruel). En ella se llegó a que casi el 90 por 100 de los cerca de 100.000 animales presentes estuvieran infectados. La citada situación abocó a que no hubiera más remedio que sacrificar, incruentamente, a toda la base animal con ayuda del monóxido de carbono.

En España hay cerca de 40 granjas de visones, que, en estos momentos, están siendo controladas, porque pueden dar lugar, si no se actúa en ellas de la forma adecuada, al mismo problema que tuvo la granja de la provincia de Teruel.

Cierto es, que “llueve sobre mojado” porque el visón americano, al igual como sucede, por ejemplo, con el cangrejo americano, tiene, desde una perspectiva medioambiental, una bien ganada mala fama. Es una especie manifiestamente invasora y, además, se trata de un gran depredador. Su presencia en libertad está afectando muy negativamente a  muchas especies amenazadas como aves, anfibios, reptiles y pequeños mamíferos. Incluso  está generando la extinción del visón europeo, que es incapaz de sobrevivir la agresiva voracidad del visón  americano.

La suma de ambas realidades está dando lugar en España a que ecologistas y conservacionistas, con la WWF a la cabeza, confundiendo, una vez más,  la gimnasia con la magnesia, promocionen con fuerza la campaña “Cierre de las granjas de visones YA”, exigiendo, de acuerdo con su filosofía de vida referida a la producción animal, el fin inmediato y definitivo de todas las granjas de visones existentes en España.

Nada nuevo bajo nuestro sol; como replicó el Rey Alfonso VI a don Rodrigo Díaz de Vivar: “«Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras» (El Cantar del Mío Cid).

Carlos Buxadé Carbó.
Catedrático de Producción Animal.
Profesor Emérito.
Universidad Politécnica de Madrid
Universidad Alfonso X el Sabio

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