El mercado de la carne puede contraerse más de un 5 por 100 por la COVID – 19

 

De acuerdo con lo publicado por la consultora GOLBAL DATA, para el año 2020, y en razón de la presencia de la COVID – 19, el valor mundial de la carne se podrá situar alrededor de los 1,3 billones de dólares. Ello viene a suponer una disminución ligeramente superior al 5 por 100 respecto del año 2019. Esta previsión genera una visión muy distinta de las expectativas previas que estimaban un crecimiento de la industria cárnica mundial para el año 2020 del orden de un 2,6 por 100 hasta situarse en un valor de 1,4 billones de dólares.

Este análisis pone de relieve que la actividad de los fabricantes de carne en toda América del Norte sigue generando muchas noticias, con algunas plantas de procesamiento de grandes empresas como Tyson y JBS reanudando sus operaciones. 

Según Global Data, la continua turbulencia entre los productores de carne es probable que dañe la confianza de los consumidores en los productos alimenticios de naturaleza cárnica.

Según doña Carmen Bryan, analista de consumo de la consultora: «La recesión mundial es evidente en la actual incertidumbre así como las interrupciones de la oferta. Aunque la producción se estabilizará a largo plazo, es poco probable que se produzca una recuperación total hasta un valor anterior a la crisis de la COVID-19″.

También señala que las enfermedades de origen animal se han puesto en el punto de mira, lo que influirá en los hábitos de compra de los consumidores, especialmente en lo que respecta al suministro y la distribución de productos cárnicos. De hecho, el 85 por 100 de los consumidores mundiales está muy influido por la fiabilidad de un producto o de su servicio.

Además, desde el brote del virus SARS – CoV- 2, el 44 por 100 de los encuestados a nivel mundial admite que no confía en los productos que se fabrican o importan de China en este momento. Los productos cárnicos en los Estados Unidos podrían seguir una tendencia similar si la crisis actual y la tasa de infección no se reducen drástica y rápidamente.

La señora Bryan también advierte a las empresas cárnicas estadounidenses que «la rápida tasa de infección que han mostrado las instalaciones de procesamiento de carne, combinada con la aparente impotencia para detenerla, jugará con las preocupaciones actuales sobre las enfermedades relacionadas con la carne y el envasado. Como resultado, algunos consumidores pueden optar por evitar la compra de productos cárnicos, al menos mientras están encerrados. La amenaza es que, si estos desafíos persisten, puede conducir a nuevos comportamientos de compra, con los consumidores recurriendo cada vez más a alternativas de carne, y manteniéndose con ellas a largo plazo».

Es posible que, a corto – medio plazo estas reflexiones puedan ser también aplicadas en la Unión Europea.

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